Marcha nupcial: historia de esta tradición y opciones para elegir la música del mágico momento
La marcha nupcial es una tradición con origen Real que comenzó en el siglo XIX. Las más comunes son de Mendelssohn y Wagner.
Hoy por hoy, muchas parejas optan por temas menos clásicos para abrir y cerrar su enlace.
La marcha nupcial es uno de los grandes momentos de cualquier boda, una de las escenas más emotivas para todos los invitados al enlace. Si queremos que el momento sea redondo, es fundamental que elijamos una canción bonita y representativa para anunciar la entrada de la novia. Aunque pueda parecer una elección arbitraria o banal, quedará como banda sonora del resto del evento y, si nos apuras, también del matrimonio; es el complemento ideal al ‘sí quiero’, independientemente de si el enlace es religioso o civil. Por eso es tan importante que escojáis la canción que mejor encaje en pareja.
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Por norma general, la elección suele ser más libre en el caso de las bodas por la civil; los oficiantes no suelen poner restricciones, más habituales en ceremonias religiosas. En cualquier caso, esta melodía, la más característica de la boda, tiene una larga tradición a sus espaldas, que conviene conocer antes de elegir con qué tema abriremos el enlace.
Dos piezas principales
Si le pides a alguien que te tararee una marcha nupcial, probablemente opte por el tema de algún compositor alemán. Más concretamente, la elección estará entre la Marcha nupcial de Wagner o una pieza de Felix Mendelssohn-Bartholdy para su ópera ‘El sueño de una noche de verano’. La tradición de las marchas nupciales, muy arraigada en Europa, comenzó a mediados del siglo XIX.
Los estudios ponen la línea de salida para estos temas en la boda entre la princesa Victoria de Sajonia – Coburgo – Gotha, hija de la reina Victoria, y el príncipe heredero de Prusia Federico III de Alemania. Dicen que la madre de la novia era una gran melómana, y que ella misma escogió a Mendelssohn para que sonase en el enlace, justo después del repiqueo de las campanas que indica el comienzo de la ceremonia.
Desde entonces, la propuesta se aceptó hasta convertirse en tradición. Como los Beatles o los Rolling Stones, y el Madrid o el Barça, puede parecer que uno está obligado a escoger entre los dos autores alemanes para abrir y cerrar su enlace. Pero, ¿acaso esa norma es tal, o tan solo es una propuesta comúnmente aceptada? Muchos novios escogen Le nozze di Figaro, un tema mucho más alegre de Mozart, para hacerlo sonar en su enlace, y tantos otros optan por ignorar las composiciones centroeuropeas y elegir una marcha nupcial mucho más pegada a su historia personal.
Seguir la tradición
En la ceremonia entre Victoria de Sajonia y Federico de Alemania, sonó la marcha nupcial de Mendelssohn, convirtiéndola en el tema habitual en los enlaces. Esta composición tiene un ritmo lento, perfecto para que los integrantes del cortejo nupcial recorran el pasillo central a un paso adecuado, cómodo y tranquilo. La pieza suele estar interpretada por un órgano, que le confiere cierto aire de solemnidad.
El tema forma parte de la ópera basada en la obra de teatro de William Shakespeare, ‘El sueño de una noche de verano’, escrita en 1842. Por su parte, la Marcha nupcial de Wagner fue escrita seis años después, en 1848, y es una de las canciones más famosas del mundo. Forma parte de la ópera Lohengrin, y su traducción dice: “Fielmente guiados, os vais acercando a donde la bendición del amor os guardará. Valor triunfante, amor y alegría os une en la fe como la más feliz de las parejas”.
Sin embargo, la elección de los temas nupciales corre a cargo de la pareja, que no tiene por qué optar por piezas clásicas para abrir su enlace. Muchos futuros matrimonios optan por temas pop, como ‘Can’t help falling in love’, de Elvis, ‘Your song’, de Elthon John, o ‘I Will Always Love You’, de Whitney Houston. Lo más importante es que os remueva emociones; esa será la más acertada.