La organización de una boda está sujeta a diferentes normas de protocolo que deben aplicarse para garantizar que todo transcurre con acierto. El banquete es uno de los momentos más importantes de la celebración y seguir el protocolo es clave para que tanto los invitados como los novios disfruten plenamente del momento.
Tras la ceremonia, sea civil o católica, llega el momento distendido del banquete, donde todos se encuentran y disfrutan del menú que habéis preparado. Los novios se han convertido en matrimonio y hay que celebrarlo. Y para que todo salga tal y como esperas, te contamos qué pautas de protocolo debes seguir.
Tras la ceremonia, los invitados se dirigen al lugar de la celebración. Allí se les recibe con un aperitivo y una copa de bienvenida que tomarán de pie mientras los novios se hacen la tradicional sesión de fotos. Al terminar, los novios se unen al resto de invitados, se les ofrece una copa y degustación de los aperitivos, y tiene lugar el primer brindis. Además del detalle de ofrecer un aperitivo y copa, lo fundamental es respetar el orden de llegada: primero los invitados, después los novios.
La distribución de las mesas del banquete es algo que habréis preparado debidamente y con tiempo para que todas las piezas encajen correctamente. Te contamos lo que marca el protocolo, pero cada pareja debe hacer lo que le parezca más adecuado.
La recomendación es que la organización de mesas se haga por grupos familiares y de amigos. En la mesa presidencial estarán los novios junto a sus padres y padrinos. A partir de ahí se establece la proximidad con ellos del resto de mesas. Las más cercanas deben ser las de aquellas personas con un mayor grado de intimidad con los novios, y suelen reservarse a familiares. Las más alejadas serán para quienes menos vínculo personal o familiar tengan con los novios.
Lo ideal es que el número de comensales por mesa sea par, entre 8 y 10, y que todos se conozcan entre sí. Si no hay una mesa destinada a que se sienten los niños, estos se sentarán en la mesa de sus padres.
Es imprescindible que a la entrada esté visible el seating, para que cada invitado sepa cuál es su mesa. Opcional, aunque cada vez más frecuente, es utilizar el sitting, que indica el lugar que cada cual ocupa enn la mesa asignada.
El criterio para decorar las mesas, más allá del gusto de cada cual, es que sea con flores frescas y, a ser posible, de la misma variedad del ramo de la novia. No deben ponerse demasiadas para que no estorben en la mesa, y que no sean muy olorosas para que el olor no se mezcle con el de la comida.
Las velas son uno de los elementos de decoración que más gustan a todo el mundo y ayudan a crear un ambiente muy especial. Pero solo deben estar presentes en bodas de noche y encenderse en el momento que se empieza a comer.
El menú que se va a servir ha de estar en la mesa a la vista de los comensales. Se comienza por el primer plato, seguido de un sorbete. A continuación se sirve el segundo plato y, por último, el postre. Debes haber comprobado con antelación si hay algún invitado con alergias o intolerancias alimenticias, y que cuente con una alternativa a la altura de lo que se sirva en el menú principal.
Los novios darán el primer corte a la tarta ante la mirada de sus invitados. Este es uno de los momentos más tradicionales que muchas parejas continúan respetando. Mientras se distribuye la tarta entre los invitados, lo novios irán mesa por mesa saludando a todos y haciendo entrega del regalo que tengan preparado para ellos.
Después de comer la tarta se da por finalizado el banquete y tiene comienzo el baile. Según el protocolo han de abrirlo los invitados con un vals, aunque ya son muchas las parejas que eligen una canción que sea especial para ellos. Después la novia baila con su padre y el novio con su madre (o con el padrino y la madrina respectivamente). A ellos se unen el resto de invitados para disfrutar de todo lo que la fiesta les depare a partir de este momento.