Es normal que, a la hora de pensar en nuestra boda parezca que debemos centrar toda nuestra atención en el vestido de novia o en todos aquellos complementos que van a ser visibles, como los zapatos o el tocado, en el caso de que llevemos uno. Pero hasta lo que no se ve importa, y mucho. Y nos estamos refiriendo, cómo no, a la lencería que va a vestirnos por dentro en el día B.
A la hora de elegirla hay que tener en cuenta muchos factores. Para empezar nos gustaría, evidentemente, que fuera bonita, que nos hiciera sentir especiales y que, además, fuera sensual si nos paramos a pensar en la noche de bodas. Pero no podemos olvidar que tiene que acompañar al vestido que llevemos, pensando en el tipo de escote, el corte, el tejido… y que, por supuesto, debe hacernos sentir muy cómodas para que nada nos impida disfrutar del gran día.
En conclusión, debería ser una prenda, o prendas, que nos hicieran sentir bien en el interior, pero que pase desapercibida para todos los demás. Muchas marcas cuentan con colecciones pensadas para novias, y otras están especializadas en ellas, por lo que vas a encontrar sin duda lo que buscas aunque al principio te pueda parecer complicado. Queremos ayudarte contándote qué es lo que tienes que tener en cuenta para sentirte divina en tu gran día por dentro y por fuera.
El mayor conflicto que podemos tener a la hora de pensar en el tipo de lencería que queremos llevar el día de nuestra boda es cómo conseguir que resulte sexy, pensando en la noche de bodas, y que a la vez sea cómodo. El conflicto se resuelve fácilmente y, además, a tu favor, porque puedes llevar un conjunto para la boda y reservarte otro, elegido con otros criterios, para la noche de bodas.
El que lleves durante el día ha de resultarte cómodo sin excusas y sin posibilidad de que dudes de ellos, porque se trata de que todo lo que te pongas te haga disfrutar al máximo. Aunque optases por una pieza reductora deberías evitar que fuese armada, al igual que cualquier tipo de corsé. Es decir, nada que limite tus movimientos, porque ese día debes poder moverte con total libertad. Y para ello, ya verás, no es necesario que renuncies a un conjunto bonito.
Por muchos conjuntos maravillosos que hayas visto de lencería nupcial, no se puede empezar la casa por el tejado. En primer lugar es necesario que sepas qué vestido vas a llevar, y a él habrá de adaptarse la ropa interior. Piensa que lo más importante va a ser que no se note a través del vestido. Por eso, si has elegido uno muy ajustado o confeccionado con tejidos ligeros como la gasa o la seda, la ropa interior deberá adaptarse muy bien al cuerpo, aunque sin apretar. El diseño será liso y los colores, preferiblemente, nude o visón. En La Perla, por ejemplo, encontrarás colecciones concebidas para funcionar como una segunda piel.
Si el corte de la falda es amplio y con volumen, tienes más opciones para elegir tejidos, encajes y altura de la braguita. En cambio, cuando es ajustado es preferible que esta sea mínima. El escote puede parecer más problemático, pero por suerte hay tantas opciones como necesidades. Algunos vestidos ni siquiera necesitan sujetador, porque ya lo incorporan en su confección. No importa si llevas un palabra de honor, escote delantero o trasero, o tirante fino. Hay sujetadores sin espalda, corsés moldeadores muy cómodos y eficaces… Lo dicho, elige el vestido con el que te gustaría verte, que lo demás aparecerá sin problemas.
El corte también es muy importante. En cortes más voluminosos, como el princesa y en ciertos modelos de corte imperio, la parte de abajo queda muy protegida bajo la voluptuosidad de la falda. En este caso, el talle de la parte de abajo puede ser más alto y cómodo, ya que la falda parte antes de la cintura. Sin embargo, en otros cortes más ajustados, donde destacaría el sirena, cuya falda empieza casi en la rodilla, el riesgo es muy alto y hay que tener muy en cuenta la ropa interior. En este caso, es recomendable un talle bajo y tejidos que no se noten demasiado.
En cuanto a los sujetadores, el dilema puede parecer mayor por la tendencia a que este se muestre al descubierto a través de los escotes (delantero y trasero), pero en realidad es mucho más sencillo gracias a las cuantiosas posibilidades que hay.
Para empezar, hay vestidos que no requieren el uso de un sujetador gracias a la sujeción que ya trae de por sí el vestido, haciendo las veces de esa pieza. Seguidamente, si tu vestido no tiene tirantes (strapless) o estos son muy finos, impidiendo la ocultación de los tirantes del sujetador, lo que necesitas es una pieza que no los lleve, como un body o corsé con espalda baja, o un sujetador sin espalda (que se adhieren a la forma del pecho).
Además de poder ser bonita, cómoda y adaptarse al vestido, la lencería puede convertirse en tu gran aliada para sacarle el máximo partido a tu figura, por lo menos en el gran día. No se trata de que te transformes en lo que no eres, porque no hay mayor belleza que aquella que nos hace únicas.
El pecho es una de las zonas que más preocupa, y que puedes realzar con un estupendo push up si tu vestido es escotado, o con un balconette si el escote es muy horizontal. Del mismo modo, los hay que ayudan a disimular el pecho, y rellenos de todos los tamaños que nos ayudan a darle más volumen si es lo que nos parece más favorecedor para ese día.
En cuanto a la parte de abajo, se puede estilizar tanto el abdomen con las caderas, y disimular o realzar los glúteos. Desde braguitas shapers, que son muy efectivas, a un body moldeador que te ayude a afinar toda la silueta. En cualquier caso, no olvides que la comodidad es lo primero, así que pruébate el conjunto al completo con el vestido y comprueba que no te va jugar una mala pasada en un día tan importante.
La parte de abajo idónea también puede solucionar algunos problemas. Algunas prendas interiores reductoras o moldeadoras como shapers (braguitas altas o bragas-faja) funcionan muy bien en vestidos muy marcados. También puede recurrirse a los bodys reductores para camuflar algunas zonas y ajustarse mejor al vestido. En todos estos casos, recomendamos el uso de tejidos no demasiado rígidos y que, además de moldear, sean cómodos. Para evitar sorpresas, llévate el conjunto de lencería a la prueba del vestido, muévete con él, analiza cada detalle y empieza a cerrar esta partida.