Al igual que es importante el vestido de novia y los accesorios que lo acompañarán el día de la boda, también lo es el maquillaje de novia que le dará sentido. Este es el que aporta personalidad y hace que cobre vida la apuesta estilística en cuestión para el día “b”. Y es que, aunque parezca que un vestido de novia no pueda necesitarlo, el maquillaje lo eleva y le concede más elegancia, sofisticación y carácter especial. O no.
Porque el maquillaje de novia también puede arruinar completamente el look de novia por bonito que sea, cobrando un protagonismo que ni de lejos querríamos. Y no porque no acertemos con él a la hora de elegirlo o porque se apueste por uno demasiado sobrecargado, que también, sino porque este se mueva o emborrone durante la celebración. Y lo peor, que manche el vestido.
No hay imagen peor en nuestra cabeza que un rímel marcado en la ojera o un eyeliner que se ha corrido, una sombra de ojos que se ha esparcido por todo el rostro o un labial que se ha salido, y más con el vestido de novia puesto. Sin duda, hay mil escenarios que hacen que se nos ponga la piel de gallina solo de pensarlos, pero para que nada de eso ocurra y el maquillaje no sea uno de los responsables en emborronar tu día (nunca mejor dicho), aquí las claves para hacer que dure y dure y dure hasta que te quites el vestido.
Esta es una lección básica en el mundo de la belleza. Para que un maquillaje dure y se puedan obtener buenos resultados con él, es básico preparar muy bien la piel tanto ese mismo día como la noche anterior. De hecho, hacer un buen ritual de belleza la noche de antes hará que la piel se despierte mucho más jugosa, suave e iluminada, es decir, con mejor aspecto, lista para solo ser potenciada con el maquillaje. Además, absorberá mejor los productos y esto hará que el maquillaje resista más durante todo el día.
Después de aplicar todos los tratamientos necesarios para el cuidado de la piel, un error es aplicar la base directamente. Así solo conseguiremos que el maquillaje en general y no solo la base sea mucho más fácil de desplazarse. A pesar de ser un paso previo, el primer es la clave para fijar el maquillaje. Este prepara la piel, alisa los poros y aporta un brillo y efecto buena cara natural, de tal forma que hace, además, que el maquillaje quede mejor y se obtengan mejores resultados. Una opción es este de Dior Backstage, disponible por 35,50 euros.
Tan importante es no saltarse el paso previo al maquillaje como el posterior. Muchas veces, cuando nos maquillamos, terminamos de hacerlo en el momento del labial, olvidándonos de todo lo que hemos hecho anteriormente y eso no va a permanecer en nuestro rostro por arte de magia. De hecho, simplemente el paso de las horas irá deteriorando sin remedio el maquillaje.
Así que, igual que un artista termina su obra barnizándola, con el maquillaje debería ocurrir lo mismo. Es fundamental fijar el look con un spray fijador, que crea una especie de película protectora protegiendo el maquillaje de los agentes externos. Una opción es este de Benefit, disponible por 35,99 euros.
Otra opción es usar polvos sueltos, que además de fijar especialmente la base para que se mantenga uniforme durante todo el día, disimulará los brillos que hayan podido quedar. Lo único, los polvos sueltos debemos renovarlos de vez en cuando para que sigan manteniendo su efecto como en el primer minuto. Puedes apostar por este de Kat Von D, disponible por 36,99 euros.
Por eso, también, otra de las claves es apostar para todas las partes del rostro por maquillaje con duración considerable. Cierto es que, a veces, este parece que deja respirar peor la piel y después es más complicado de eliminar, pero así lograremos que el maquillaje se mantenga no solo intacto, sino con la misma fuerza y brillo que en la primera hora después de su aplicación.
Esto se debe tener especialmente en cuenta con las sombras de ojos, pero sobre todo con el labial, que debe pasar muchas pruebas de fuego entre besos, bebida y comida sin parar, pero también la máscara de pestañas.
Y no solo porque no vayas a dejar de llorar, que también puede ser una opción. Ir de aquí para allá todo el día, con cambios de emociones y estas a flor de piel, los nervios, los cambios de temperatura de interiores a exteriores, los desplazamientos, algún picor de ojo y el calor si se celebra el enlace en verano y el simple paso de las horas pueden hacer que la máscara de pestañas termine marcándose y emborronándose sobre la ojera. Además de potenciarla, esto dará un aspecto sucio que arruinará el resto del maquillaje si es que todavía sigue impoluto. Esta es de Sephora y cuesta 12,99 euros.
No hay que complicarse demasiado la existencia. En primer lugar porque los looks demasiado complejos pueden cobrar demasiado protagonismo y sobrecargar el estilismo. Además, podemos excedernos y crear maquillajes demasiado extravagantes para la ocasión, que no tendrían ningún lugar y no solo eclipsarían el vestido, sino que lo arruinarían. Tercero, porque retocarlos no es una opción.
Por eso, hay que apostar por fórmulas naturales con las que nos sintamos cómodas y que estén en armonía con el estilismo nupcial por el que hemos apostado y, lo más importante, que no necesitemos de ningún experto para retocar el look en cierto momento sin que se note.