Reino Unido pone fin hoy a los diez días de luto por la muerte de Isabel II. La Abadía de Westminster es el escenario escogido para el funeral de Estado de la reina. Dos mil personas acceden a este templo para dar, en la mañana de este lunes, el último adiós a la moncarca. La población británica ha seguido estos días de cerca los gestos de todos los miembros de la corona, especialmente los de Carlos III (que mostró su enfado a costa de mancharse con la tinta de una pluma). Pero tampoco han pasado por alto los movimientos de Meghan Markle, que podría haber incumplido la tradición con el estilismo que ha escogido para el funeral.
La duquesa de Sussex ha elegido un vestido con capa de riguroso negro y ha hecho homenaje a la reina Isabel II luciendo los pendientes de perlas y diamantes que ella le regaló en 2018. Pero no se puede pasar por alto la posibilidad de que Meghan se haya saltado el tradicional velo de luto para el funeral y ha optado por un sombrero de ala ancha, algo con lo que sí ha cumplido Kate Middleton y Camilla Parker. Según la larga tradición, las mujeres de la familia real están obligadas a llevar un velo negro de encaje, conocido como el velo de luto, que va sujeto de alguna manera al sombrero y que significa que la persona que lo lleva está en estado de duelo.
Habitualmente suele estar confeccionado con tul, encaje o un fino tejudo de red que permite que se vea a través de él pero da intimidad a las mujeres que lo llevan. Otro uso es protegerse de los fotógrafos y paparazzis en una situación tan delicada. Por ejemplo, la reina Victoria lo llevó durante más de cuarenta años tras la muerte de su marido.
Sin embargo, Meghan Markle sí cumplió con esta tradición el pasado 14 de septiembre, el día que la familia real presentó sus respetos a la reina Isabel II asistiendo a la procesión de su ataúd en el Palacio de Westminster, lugar en el que han estado sus restos mortales hasta hoy.
Más allá del look escogido para esta ocasión, y aunque a muchos les parezca que la duquesa de Sussex tan solo ha intentado ser cercana con el pueblo y tener gestos de cariño con su marido en un momento familiar tan duro, lo cierto es que algunos de los movimientos que ha tenido en los últimos días no están bien vistos en el protocolo de la monarquía británica.
El pasado miércoles, Harry y Meghan Markle se unieron a otros miembros de la familia real en una breve ceremonia en honor a la reina Isabel II en Westminster Hall. La duquesa de Sussex presentó sus respetos haciendo una revedencia y el príncipe Harry mostró públicamente su dolor por la pérdida de su abuela. Sin embargo, al salir del acto, Meghan Markle cogió la mano de su marido, un gesto que los más cercanos a la corona tachan de "inapropiado". Como sí hicieron el príncipe Guillermo y Kate Middleton, los duques de Sussex deberían haber salido sin matener contacto físico.
Muy similar a este gesto es el que tuvo con el resto de la población británica cuando se acercó a darles abrazos al recibir las muestras de cariño por la muerte de Isabel II. Tocarse el pelo como muestra de inseguiridad o mantenerse alejada del grupo son otros de los movimientos que se consideran una ruptura con el protocolo real de la corona británica.