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Si tiramos de memoria, es prácticamente imposible captar a uno de nuestros ‘royals’ con el móvil en la mano. Protocolo siempre se encarga de que sus majestades no empleen sus dispositivos cuando están en un acto público. Y eso que, como te descubrimos hace unos días, algunos habitantes de Zarzuela no se despegan del suyo en cuanto deja de haber una cámara delante. Sin embargo, en el funeral de Estado de Isabel II hemos vivido una excepción. La reina Sofía no solo no ha ocultado su iPhone cuando accedía al Castillo de Windsor para presenciar el entierro de la reina de Inglaterra. Lo llevaba de la forma más visible posible.
Twitter está ‘living’ con esta foto de la que fue reina consorte agarrada del brazo de su hijo, el ahora rey Felipe VI, mientras suben las escaleras del templo en el que ya descansa la monarca británica junto a su marido, el también difunto Felipe de Edimburgo. El hecho de que lleve el móvil colgado de una cuerda, una tendencia absoluta entre milennials y centennials, nos ha hecho ver que la emérita es, por encima de todo, práctica.
¿Quién quiere perder el móvil en un sitio en el que hay más de 2.000 personas compartiendo espacio? Nadie. ¿Y dónde pretendes guardarlo cuando llevas un vestido que no tiene bolsillos y tu bolso es diminuto? Pues en el cuello.
La modernidad de este complemento que ha arrasado en tiendas low cost (y que aunque en su caso sea negro, se puede encontrar de infinidad de colores y materiales en cualquier bazar) contrastaba con su atuendo, que para Nacho Montes, nuestro experto en protocolo, fue uno de los aciertos estilísticos de la jornada.
La reina emérita, que protagonizó junto a su aún marido el rey Juan Carlos, la reina Letizia y su hijo, el rey Felipe, la imagen del día (llevaban sin ser fotografiados juntos desde enero de 2020), apostó por un vestido de corte midi, en tweed, con lazos en el pecho y brillantes incrustados para la histórica despedida de la que ha sido reina de Inglaterra durante los últimos setenta años.
El móvil (y el cordel en el que lo llevaba colgado) no lo tuvo consigo durante el funeral de Estado que tuvo lugar en la Abadía de Westminster. Cuando sí lo portó fue a última hora de la tarde, en el acto íntimo que tuvo lugar en el Castillo de Windsor para enterrar a Isabel II. Doña Sofía acudió con la única compañía del rey Felipe VI, ya que su marido, el emérito, puso rumbo a Abu Dabi poco después de finalizar el acto matinal.
Su nuera, otra de las protagonistas absolutas de la jornada, tampoco pudo estar en este último acto antes del sepelio debido a sus compromisos en Nueva York, donde se está celebrando la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Cumbre del Secretariado General para la Transformación de la Educación.