Si de algo ha presumido la familia real de Mónaco durante muchos años es de su gran estilo. La precursora de todo ello fue Grace Kelly. La actriz americana llegó al pequeño país para darle un aire nuevo, diferente y vistiendo prendas nunca vistas en Europa hasta entonces que marcaron un antes y un después. Es por eso que, desde muy jóvenes, sus dos hijas, Carolina y Estefanía, recogieron el testigo de su madre, convirtiéndose en iconos de estilo. Lo mismo ha sucedido con Carlota Casiraghi, hija de Carolina, que ha heredado la elegancia y la pasión por la moda de su madre. Pero, ¿qué más tienen en común madre e hija?
Carolina nació el 23 de enero de 1957 en la biblioteca del Palacio de Mónaco. El lugar escogido por su madre había sido forrado con telas de color verde, siguiendo la tradición irlandesa. Primero estudió en palacio y luego en un colegio del país. Cuando cumplió la mayoría de edad se marchó a Paris a estudiar Filosofía. Fue ahí donde conoció de cerca el estilo parisino y se empapó de la cultura por la moda.
En una fiesta conoció a Philippe Junot, con quien se casó en junio de 1978, pese a que el enlace no le hizo mucha gracia a sus padres. La parece acabó divorciándose dos años más tarde alegando desavenencias personales. Tras la ruptura, Carolina decidió mudarse a Inglaterra para seguir con sus estudios.
Poco tiempo después conoció a Stéfano Casiraghi, un rico empresario que provenía de una conocida familia. En diciembre de 1983 se dieron el ‘sí, quiero’. Unos años antes, Grace había fallecido en un accidente de coche, por lo que la boda fue una buena noticia para toda la familia. En junio de 1984 vino al mundo el primer hijo del matrimonio, Andrea y, luego, Carlota y Pierre.
Probablemente es Carlota la más parecida a su madre, tanto físicamente como en sus gustos. Carolina ya se había convertido en todo un icono de estilo durante su juventud. Así, la hija mayor de Raniero y Grace Kelly se decantaba por prendas más tradicionales pero dándole su propio toque más juvenil y moderno. Este gusto por la moda es algo que ha heredado también Carlota.
Por su parte, Carlota también se ha convertido en la musa de muchos diseñadores, al igual que sucedió con su madre. Así, Chanel se ha convertido en su marca fetiche y no duda en acudir a todos sus desfiles. También, en su momento, Carolina fue vestida por la marca francesa durante muchos años. Ambas suelen optar por un estilo más relajado y desenfadado, sin demasiado maquillaje y sin peinados demasiado complicados.
Carlota se fue a vivir con su madre y sus hermanos durante una temporada a Francia, lo que hizo que se enamorara del país y decidiera quedarse. Fue ahí donde estudió Filosofía, en la Universidad de la Sorbona, Luego, realizó varias prácticas en el mundo editorial de la mano de Robert Laffon y en el periódico británico The Independent en Londres.
Aunque eso sí, parece ser que la forma de actuar de Carlota es más parecida a la de su tía Estefanía que a la de su madre, o al menos eso opina la prensa. Carolina no vivió demasiados desencuentros amorosos. Su primer matrimonio no funcionó, pero luego se casó con Stéfano con quien mantuvo una sólida relación hasta el momento de su fallecimiento. Por el contrario, su hermana Estefanía fue portada de revista por todos los escándalos amorosos que protagonizó.
Una vida sentimental agitada que también ha vivido Carlota. En su adolescencia tuvo varios novios como el austriaco Hubertus Arenque Frankensdorf o Alex Dellal. Luego, desde 2011 hasta 2015 salió con el actor marroquí Gad Elmaleh, quince años mayor que ella. En diciembre de 2013, la casa monegasca confirmó que Carlota estaba embarazada de su primer hijo, un niño al que llamó Raphaël.
A principios del 2017 comenzó a salir con el productor francés Dimitri Rassam, hijo de la actriz Carole Buquet, que también es amiga de su madre. En octubre de 2018 tuvieron a su primer hijo en común, Balthazar. Un año más tarde se casaron en el Palacio de Mónaco y en la iglesia de Sant Remy, en la Provenza francesa, un lugar muy especial para Carlota y sus hermanos porque fue ahí donde se refugiaron tras la muerte de su padre.
También, como le sucedió a su tía, Carlota no ha actuado como se esperaba que debería actuar un miembro de la casa real. Estefanía siempre tuvo mucha presión, no solamente por su agitada vida sentimental, sino, también, por su comportamiento “poco ejemplar”. Desde muy joven viajó a donde quiso e hizo las cosas normales de una persona de su edad, negándose a acudir a compromisos profesionales, algo que también ha hecho Carlota.