En 2013, Guillermo Alejandro de Holanda tomaba el relevo de su madre, la reina Beatriz, y asumía el trono de los Países Bajos junto con su esposa, la reina Máxima. La pareja afrontaba esta nueva etapa con entereza, ilusión y gran responsabilidad, siendo conscientes de que les esperaba una tarea complicada, pero gratificante.
En estos 10 años de reinado han tenido que enfrentarse a muchas cosas, algunas buenas y tras no tanto. Máxima y Guillermo han tenido que aprender a desenvolverse en su nueva labor, han tenido que afrontar las críticas y también han pasado por terribles momentos personales.
El año de su coronación, 2013, estuvo marcado por esta, pero también por la muerte de Friso, el hermano del rey. Hacía tiempo que se pensaba que esto podía suceder, tiempo atrás, Friso había sufrido un accidente esquiando fuera de pista, había pasado demasiado tiempo sin recibir oxígeno y a causa de complicaciones derivadas de esto fallecía tras haber pasado más de un año en coma. Su despedida fue privada.
Esta década tampoco ha sido demasiado amable para Máxima, quien en 2017 perdía a su padre, cuya presencia en su boda no fue posible por su controvertida labor durante el régimen de Videla. Un duro golpe para la reina quien, un año después, tenía que despedirse de su hermana Inés, que se quitaba la vida en 2018. Máxima mostraba su fortaleza regresando al trabajo poco después e implicándose más con temas relacionados con la salud mental.
Momentos duros que escaparon a su control, como lo sucedido en 2022 con la heredera al trono, su hija mayor Amalia. La joven recibió amenazas de muerte por parte de cártel de la droga, por lo que tuvieron que reducir su movilidad e incluso mantenerla encerrada en el palacio de Huis ten Bosch, en La Haya.
“Estoy muy orgullosa de Amalia y de cómo sigue adelante”, dijo Máxima en una entrevista, alabando la fortaleza de su hija, quien vivía su experiencia universitaria de un modo que nunca se esperó, convertido en un infierno y privada de gran parte de la experiencia, como la de convivir con otros estudiantes de un apartamento de la Universidad.
No todos los momentos complicados han sido inevitables, de hecho la época de la pandemia fue especialmente dura para ellos, porque no estuvieron a la altura, lo que les hizo perder gran parte de la aceptación y admiración que los holandeses sentían por ellos.
No solo se dejaron ver y fotografiaron sin mascarillas ni guardando las distancias sociales, también se fueron de vacaciones a Grecia en un momento en el que los viajes no eran recomendables; tuvieron que regresar y pedir disculpas. También tuvieron que reconocer que no había sido una buena idea organizar una fiesta de cumpleaños por todo lo alto por el 18 cumpleaños de su hija, en un momento en el que se limitaba este tipo de actos a pocas personas.
Los ánimos ya estaban caldeados, porque en 2020 se había descubierto que Máxima había regalado a su marido por su cumpleaños un yate de lujo y que no tenían intención de hacerlo público. Se supo porque un ciudadano le vio probándolo y compartió una imagen en sus redes. Se dijo que se trataba de un asunto privado, pero se echó de menos la transparencia que mostraron cuando se compraron su casa en el Peloponeso griego en 2012.