Una de las grandes pasiones de Isabel II es compartida con casi toda su familia, los caballos eran para ella esenciales en su vida (con permiso de sus corgis) y casi hasta el final estuvo montando. También se dedicaba a criarlos y sus cuadras albergaban a grandes campeones.
Su hija, la princesa Ana, desfiló montada a caballo el día de la coronación de su hermano, ejerciendo como Coronel de los Blues and Royals en el regimiento de Caballería y su nieta, Zara Phillips, heredó esta pasión de ella, ha sido amazona durante muchos años, llegando a participar en los juegos olímpicos.
Otros miembros de la familia también se han criado entre caballos, es el caso de Guillermo y Harry, quienes se han dejado ver en los torneos de polo a lomos de sus caballos con gran soltura. A quien nunca se ha visto sobre un caballo, ni se espera ver, es a Kate Middleton.
En las ocasiones en las que varios miembros de la familia real británica desfilando a caballo, Kate ha optado por la alternativa de acudir en coche de caballos, tal y como hizo durante la última celebración del Trooping the Colour, la primera desde el fallecimiento de la reina Isabel II. En la calesa descubierta le acompañaron la actual reina y sus dos hijos mayores, el príncipe George y la princesa Charlotte.
Durante mucho tiempo no ha estado muy claro el motivo por el que la princesa de Gales prefería mantenerse alejada de estos animales y se ha especulado con que los motivos que se argumentaban no fueran del todo cierto.
Hasta el momento hay dos teorías que conviven, pues no son contradictorias. La primera de ellas asegura que Middleton es alérgica al pelo de estos animales, por lo que montar a caballo supondría un peligro para su salud. Los medios internacionales se han hecho eco de las declaraciones de personas cercanas a la princesa, que aseguran que se ha puesto en contacto con médicos y especialistas por si fuera posible solucionar esta situación.
Se especuló con que, tal vez aumentando la exposición a estos animales poco a poco y de forma paulatina, su sistema inmune se acostumbraría y podría estar cerca de ellos sin problemas.
El otro motivo que se suele dar para responder a esta duda es que, igual que su marido recibió educación ecuestre desde muy pequeño, Kate nunca había aprendido a montar en su infancia (algo que no sorprende demasiado si, tal y como afirman, es alérgica a estos animales).
Conocedora de la importancia que los caballos tienen para su familia política, Kate estaría dispuesta a esforzarse y poner de su parte para buscar una solución y nunca ha puesto impedimento para que sus hijos, que también parecen haber heredado el amor familiar por los caballos que sienten sus familiares de sangre azul, disfruten de esta experiencia.
Para los príncipes de Gales es importante que sus hijos conecten con la naturaleza y los animales, de hecho desde siempre han tenido mascotas en casa, como Lupo, que fallecía en 2021, o la perrita Orla, que llegó a su casa poco antes de que falleciera Lupo y es un regalo de James, hermano de Kate.