Ha sido una ‘traición’ la que ha destapado este último escándalo en torno al principado de Mónaco, más concretamente a Charlène. La princesa siempre es objetivo de la prensa, que analiza al detalle su vida, tanto sus problemas de salud como las posibles desavenencias con su marido, unos rumores de crisis que les llevan persiguiendo desde antes de su boda, celebrada en 2011.
En esta ocasión, lo que se está cuestionando es la cantidad de dinero que se ha gastado en los últimos años, una cantidad desorbitada que estaría fuera del presupuesto que se le asigna por el puesto que ocupa en el Principado.
Ha sido Le Monde quien ha publicado los datos que han levantado la polémica. El medio ha tenido acceso a los cuadernos de quien ha sido el contable y mano derecha del Príncipe durante los últimos años, Claude Palmero, que fue despedido acusado de ‘malversación de fondos’ tras llevar trabajando para el Principado desde 2001.
En ellos se recogen los gastos del palacio, que señalan que Alberto de Mónaco gasta una gran cantidad en sus examantes y los hijos que ha tenido fuera del matrimonio, pero que su esposa no se queda atrás a la hora de derrochar el dinero en lo que se podrían considerar caprichos. Se habría gastado 15 millones de euros en ocho años.
Al margen de los gastos que señalan a Alberto de Mónaco y que le han puesto en una posición comprometida de cara a la opinión pública, los que señalan a su mujer tampoco han sentado nada bien. Estos gastos estarían al margen de la asignación anual que Charlène recibe y que es de 1,5 millones de euros.
Por ejemplo, en ese cuaderno se recoge cómo en 2016 recibió 70.000 euros en metálico, una cantidad que parece irrisoria tras conocer que en 2020 esta habría sido de 171.000 euros, que habría invertido un millón de euros en renovar su despacho o 2,5 millones más en reformar su casa de vacaciones en Córcega. De vez en cuando recibe cantidades en metálico que pueden llegar a alcanzar los 5.000 euros.
Palmero también recogía en sus libros lo que considera ‘prácticas peligrosas’ por parte de Charlène, por contratar niñeras en situación irregular, a las que pagaba 100 euros por día. Una cantidad bastante menor que a su chef privado, que cobraba 300 euros por jornada.
A pesar de que Charlène se ha convertido en una de las protagonistas, no es la única señalada en estos documentos. También su hermano Sean habría recibido pagos por parte de Palacio, habría recibido en 2022 más de 900.000 euros para comprarse una propiedad.
Alberto además envía cada tres meses unos 80.000 euros a su hija Jazmin Grace, y su hijo Alexandre también percibe una paga trimestral, además de tener un seguro contra secuestros. En esos documentos, Palmero también dejó constancia de que Alberto financió la apertura de una boutique en Londres a Nicole Coste, madre de Alexandre, con 350.000 euros.