Felipe y Letizia contraían matrimonio el 22 de mayo de 2004 a las 12 del mediodía en La Catedral de la Almudena. A la ceremonia asistieron más de 1.000 invitados entre los que no faltaron miembros de la realeza y personalidades relevantes de la política, el deporte y la cultura.
El código de vestimenta para la boda real aparecía en la invitación que la Casa Real hizo llegar a los invitados que únicamente exigía: “Caballeros: chaqué. Señoras: vestido corto”, un protocolo que ponía a los hombres las cosas muy fáciles y que daba margen de libertad a las mujeres para añadir todo el color que el nublado y lluvioso día merecía.
Aunque la perspectiva de los años nos convierte en jueces implacables porque las tendencias del momento eran otras y en poco se parecen a las actuales, hay que reconocer que algunas invitadas destacaron sobre las demás por su elegancia, sencillez u originalidad. Hoy, en el 20 aniversario de la boda real, analizamos los looks de las invitadas mejor vestidas.
Con mantilla y de largo, uno de los looks más aclamados de la boda fue el de la reina Sofía, que ejercía de madrina de su hijo. La reina optó por un vestido de satén de color perla, de cuello redondo y manga francesa con bordados a tono en el cuerpo, creado por Margarita Nuez, su diseñadora de cabecera.
También de mantilla, la infanta Elena eligió un modelo de alta costura de Christian Lacroix de clara inspiración goyesca, compuesto por un vestido de seda de color salmón y encaje beis, coordinado con una chaqueta de aire torero bordada con filigranas. Un bolso coordinado con su look y joyas de perlas completaban el conjunto.
La reina Rania de Jordania fue una de las invitadas más originales y aunque no cumplió a rajatabla el protocolo, su look fue uno de los más halagados del día. Fue pionera en lucir una falda de fiesta con blusa de cuello camisero, en su caso de Givenchy alta costura que combinaba una falda de tul morado y encaje, con blusa blanca de seda.
Llegó sola y dignísima como siempre, enfundada en un impecable dos piezas de Chanel alta costura como era de esperar. La princesa de Mónaco optó por un conjunto en color azul cielo compuesto por una chaqueta desflecada bordada con lentejuelas y falda recta con aberturas en el bajo. Completó su look con un bolso acolchado, una pamela blanca con cinta y flor, zapatos grises y guantes blancos.
La reina Noor fue otra de las mujeres más elogiadas del evento, no tanto por su ropa, como por el complemento de cabeza que decidió usar. Su apuesta fue combinar un vestido liso con un abrigo en tonos grises estampado con flores en rosa pastel de Dolce & Gabbana (coincidiendo con el look de Elvira Lindo) y sumarle un pañuelo blanco bordado cubriéndole la cabeza.
Quien también acaparó todas las miradas fue Rosario Nadal, que entonces era la esposa de Kiril de Bulgaria. Amiga íntima de Valentino, eligió un modelo de la firma italiana que combinaba un vestido estampado con flores verdes y un abrigo de seda en color rosa antiguo con llamativas solapas. Completó su look con una pamela a tono con el abrigo, decorada con motivos vegetales.
Laura Ponte, que entonces era pareja de Beltrán Gómez Acebo, fue una de las invitadas más originales. La modelo y empresaria eligió un vestido de inspiración años 20 firmado por Miguel Palacio, con corte a la cadera y estampado geométrico. Completó su look con medias negras, tal vez demasiado tupidas, y un tocado con redecilla.
Sonsoles Espinosa fue muy criticada entonces, pero el minimalismo es lo que tiene, que soporta bien el paso de los años. Asesorada por Elena Benarroch, que como amiga ejercía además de estilista de confianza a la mujer de José Luis Rodríguez Zapatero, optó por un sencillo vestido marrón chocolate con capa y pamela a tono y bolso de mano con llamativas borlas.
La princesa francesa María Francisca de Borbón-Parma, esposa de Eduardo de Lobkowicz, no ocupó las listas de las mujeres mejor vestidas de la boda en 2004, cosas del edadismo, pero fue sin duda una de las mujeres más elegantes del evento. Se desconoce quién la vistió y de qué firma era el sombrero de rayas que llevó, pero el acertadísimo color del conjunto, el plisado de su chaqueta con solapa de esmoquin y la sencillez de su falda de tubo de largo midi merecen el reconocimiento que no ha tenido en estos 20 años.