{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
No es un buen momento para Lady Gabriella Windsor, prima segunda del rey Carlos III, pues el pasado 25 de febrero perdía a su marido, Thomas Kingston, con quien se casó en mayo de 2019 y con quien planeta pasar el resto de su vida. Por desgracia para ella, no ha podido ser así, Thomas fallecía de manera inesperada a los 45 años.
Lo suyo fue un flechazo, que surgió en 2014 cuando amigos comunes los presentaron. Pocos meses después, en el Festival de Cheltenham, uno de los eventos hípicos más importantes de Reino Unido, la pareja confirmaba su relación acudiendo juntos a la cita, presumiendo de amor.
Comenzaba así su historia de amor pública, en la que daban un paso más meses después, al confirmar su compromiso, la pajera se prometía en la isla de Sark.
Ella es hija de los príncipes Michael y Marie Christine de Kent y nació en 1981 en Londres. Él era un financiero y director de Devonport Capital que, si bien no formaba parte de la realeza, se movía en un círculo cercano a la aristocracia. Guapos, elegantes y enamorados, su boda parecía el perfecto punto y seguido en su historia de amor.
El sábado 18 de mayo de 2019 se celebró una de las grandes bodas de la aristocracia británica en la Capilla de San Jorge en Windsor. La novia llegó radiante y subió las escalinatas de la capilla del brazo de su padre, Michael de Kent, con paso calmado y disimulando los nervios hasta llegar al altar, donde le esperaba Thomas.
Su vestido era un diseño de la italiana Luisa Beccaria, de corte clásico, pero aspecto moderno inspirado en el vestido de novia de su tía, la princesa Alexandra de Kent. Era un vestido de manga larga transparente y bordados que cubrían todo el cuerpo. En una boda de estas características, que la novia luzca tiara forma parte de la tradición y Gabriella no defraudó.
Lució con orgullo la City of London Fringe, una joya que perteneció a su abuela, la princesa Marina de Grecia. Una tiara clásica, de inspiración rusa, elaborada formando rayos de sol y que está realizada con diamantes engastados en oro y plata.
Entre los invitados hubo numerosos rostros conocidos, no podían faltar miembros de la familia real británica como la reina Isabel II y su esposo, el príncipe Felipe, tampoco faltó el príncipe Harry, la princesa Ana o Sarah Ferguson. Entre los asistentes también estuvieron los Middleton, incluida Pippa, quien formaba aparte del círculo de amistades del novio porque mantuvieron un romance en 2011.
Tras la ceremonia, la pareja ofreció una comida en Frogmore House, donde continuaron con las celebraciones y donde todo el mundo pudo disfrutar y compartir la felicidad de los recién casados. Una felicidad que se truncaría de golpe en 2024, con el trágico fallecimiento de Thomas, un hombre al que definían como excepcional y del que decían en el comunicado que confirmaba su muerte que “iluminó la vida de todos los que le conocieron”.