La relación entre Felipe VI y su padre, el rey Juan Carlos, hace tiempo que llena titulares porque, por lo menos de cara a la galería, ambos mantienen las distancias, aunque en las pocas ocasiones en las que se les ha podido ver juntos desde que el emérito se mudó a Abu Dabi, se han mostrado cercanos, que no cariñosos.
Lo cierto es que la relación entre padre e hijo siempre ha estado marcada por ciertas tensiones y algunos desencuentros. Algunos de ellos han sido públicos y notorios, otros han sido más familiares, y el resultado de la suma de todos ellos es que entre ellos las cosas se han enfriado mucho y el contacto es escaso.
Como señalábamos antes, las tensiones entre padre e hijo parecen venir de lejos, de hecho, periodistas especializados en Casa Real no dudan en señalar que esta podría estar marcada por el carácter de Felipe, más parecido al de la familia materna, y las desavenencias por la manera de su padre de tratar a su madre.
A parecer, Felipe siempre se pondría del lado de la reina Sofía, descontento por la forma en la que el monarca trataba a su madre, por quien siempre ha sentido una mayor empatía. Estas diferencias se pusieron de manifiesto durante la adolescencia de Felipe, quien, tal y como recogen en LOC, en alguna ocasión llegó incluso a ‘amonestar’ a su padre (bromeando) por contar chistes demasiado subidos de tono: "Jo, papá, no te pases".
Las diferencias entre ellos continuaron cuando Felipe tuvo sus primeras relaciones. Don Juan Carlos no parecía estar conforme con su relación con Isabel Sartorius, pero tampoco lo estuvo cuando se hizo público el romance de don Felipe con Eva Sannum. La relación con la modelo de origen noruego finalizó en gran medida por la campaña mediática que tuvo lugar en su momento (y que aseguran que estuvo orquestada por el monarca).
Nunca se mostró demasiado partidario de doña Letizia, de hecho su relación nunca ha sido fluida, pero en esta ocasión, prefirió aceptar la decisión de su hijo.
Desde la abdicación de don Juan Carlos, los problemas entre ellos han estado marcados por la actualidad y por los escándalos que ha ido protagonizando el emérito, aunque algunos empezaron antes, como la crisis tras la cacería en Botswana o todo lo relacionado con Corinna Larsen. Esto ha hecho que, poco a poco, Felipe VI haya ido apartando a su padre de la institución, incluso llegando a retirarle su asignación, también hizo que Felipe renunciara a la herencia de su padre.
Momentos de tensión que suelen venir acompañados de otros de reconciliación, como cuando don Felipe se acercó a saludar a su padre en el funeral del rey Constantino o cuando salieron tomados del brazo tras la misa celebrada en Londres en honor a su memoria. El actual monarca intenta mantener el equilibrio profesional y familiar, buscando mantener su imagen lo más limpia posible mientras tiende ciertos puentes su padre.