La princesa Leonor sigue su travesía a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano según lo que estaba previsto. En la ruta, la próxima parada está fijada para el 20 de marzo, cuando el bergantín goleta recalará en el puerto de Punta de Arenas, Chile, un país en el que realizará una doble parada, pues tras este punto, también atracará en Valparaíso, el día 4 de abril. Son varias las informaciones que han salido a la luz sobre cómo se está adaptando la heredera a la corona española a esta nueva forma de vida en la que la estricta rutina y la falta de comodidades imperan. Sin embargo, la paradas en tierra firme les permiten tener un descanso y un recuerdo de la vida fuera del barco a todos los guardiamarinas.
Pero, ¿qué ocurre una vez que los alumnos del Elcano llegan a tierra? Las actividades que se suceden son similares en todos los puertos. En primer lugar como tarea obligatoria todos los guardiamarinas están dentro de la llamada lista de comisión, que les obliga a hacer un actividad. Además, todos ellos tienen marcada una guardia. Como ya ha sucedido en otras paradas de esta ruta, es habitual que el barco quede a disposición de los ciudadanos para ser visitado y una de las tareas de los guardiamarinas puede ser ejercer de guía para mostrar la que está siendo su casa por unos meses.
Una vez que se cumple esto, no hay más responsabilidad y como ya se conoce, los guardiamarinas disponen de tiempo libre para conocer las localidades que visitan, incluso pueden pasar la noche fuera del barco. Si esto es así, según afirman fuentes cercanas a 'Vanitatis', todos ellos tienen la obligación de hacer una llamada de teléfono al comandante de brigada antes de las diez de la mañana y también deben comunicar el nombre del hotel donde se alojarán, que habitualmente se suele ubicar en la ciudad donde están destinados.
Según las mismas fuentes consultadas por el citado medio se suelen elegir establecimientos de "categoría superior" y es frecuente que las recomendaciones vayan pasando de generación en generación de guardiamarinas que han pasado por Elcano. Cada uno de ellos asume de su bolsillo estas estancias con el sueldo que ganan con su labor de guardiamarina -una cuantía que asciende a poco menos de 2.000, que mientras no salen del barco la obtienen de manera íntegra, puesto que dentro del navío no hay gastos-.
A pesar de que los establecimientos escogidos suelen ser acomodados, la tripulación del Elcano, también suele optar por dormir junto a algún compañero: “Lo que se hace es compartir una habitación con un compañero. En el caso de la Princesa, con una compañera. Una de las razones para que no sean individuales es que, al estar tan acostumbrados a la compañía, la soledad se lleva mal lejos de la familia. Y Leonor añora a los suyos igual que el resto. Hay un sentimiento de amistad muy importante”, detalla la fuente del citado medio.
Durante estos días, los alumnos del navío disfrutan de estas comodidades que se tienen en tierra y se pierden en alta mar. Una simple ducha con agua caliente sin tiempo limitado y sin necesidad de usar chanclas es un dispendio que cuando están a bordo no pueden permitirse. A esto se suma el hecho de dormir en una cama sin las circunstancias que impone la navegación: “Elcano, al navegar a vela, está escorado, y dependiendo de qué lado esté, se duerme de una manera o de otra. La cama del hotel se convierte en un lujo, igual que la ducha y poder controlar la temperatura. Y, por supuesto, dormir sin ruidos", cuanta la citada fuente al digital. Además de disfrutar de todas estas comodidades, los alumnos de Elcano aprovechan para hacer algo de turismo en rutas que también son tradición entre los guardiamarinas. En estas actividades visten de civil, ya que el uniforme está reservado para las actividades oficiales.
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