Corinna Larsen ha hablado por primera vez ante las cámaras. Una prueba negativa de PCR y el uso de mascarilla durante el tiempo que no se estaba realizando la entrevista han sido las peticiones de la princesa alemana para llevar a cabo la primera imagen grabada para un medio español en la que, además de tratar los asuntos que la han puesto ante los tribunales, ha respondido de forma clara a las preguntas sobre su relación con Juan Carlos.
La suite del hotel The Connaught, en el centro de Londres, ha sido el lugar hasta donde se desplazaron Eduardo Inda y Manuel Cerdán para mantener una charla con la que fue, durante cinco años, “la amiga íntima del rey”. El famosos accidente de Botswana fue el punto de partida a unos años en los que, palabras de Corinna, “me pintaron como una bruja a la que se le podía responsabilizar de todo lo que, como habría dicho Shakespeare, estaba podrido en la Casa Borbón”, ha reconocido a 'OkDiario'.
Respondiendo en inglés, porque se siente “más cómoda”, Corinna reconocía abiertamente su historia de amor con el rey emérito. “Por supuesto que tuve una relación con él”, asegura la princesa, que añade recordarla “siempre con cariño”. Atrás quedaron los cinco años de relación y posterior amistad que ahora les enfrentan ante el tribunal por, entre otras cosas, el papel que jugó en la adjudicación a empresas españolas durante la construcción del AVE a La Meca. “Se volvió contra mí de un modo tan cruel y agresivo. Me provoca una enorme tristeza y confusión porque aún no entiendo por qué cambió así”, ha explicado la princesa alemana.
Esta no es la primera vez que la princesa habla de su relación íntima con el rey emérito. El pasado mes de agosto, en una entrevista para la BBC, Corinna reconocía haber recibido un ingreso de 65 millones de euros “en reconocimiento por cuánto signifiqué para él”. Su relación, que duró de 2004 a 2009, terminó siendo una amistad por el cariño que el rey había cogido a sus hijos, Anastasia y Alexander.
A finales de 2009, según palabras de Corinna, el monarca visitó a su padre, que llamó a la princesa para comentarle que pretendía pedirle matrimonio. “También le dijo que no podía hacerlo enseguida, que llevaría un tiempo”. Debido a la situación que tenían en aquel momento, Larsen siempre tuvo claro que sería my difícil y solo se tomó aquellas palabras como “una prueba de la seriedad de la relación”.