Peñafiel: "Con Letizia soy objetivo, ella es la que manda en Zarzuela y quien ayudó a expulsar a don Juan Carlos"
En 'Los reyes también lloran', Peñafiel disecciona "las luces y las sombras" del emérito para reivindicar su legado
Letizia, Felipe, Corinna, Bárbara, Sofía, Pedro Sánchez o Juan Carlos: todos tienen su titular, y casi ninguno es políticamente correcto
Asume que en el siglo pasado pecó de cortesano. Como todos los que se han dejado la muñeca escribiendo sobre Zarzuela. Ahora, con 66 años en la mochila “valiendo más por lo que calla que por lo que habla”, a Jaime Peñafiel le da más bien igual lo que opinen los demás. Se define a sí mismo como independiente, crítico y “no monárquico”, que no republicano. Sigue etiquetándose como juancarlista en unos tiempos en que el término tiene de todo menos buena prensa. Y está perplejo por ver hasta dónde ha llegado la monarquía por culpa, dice, de “un país miserable”.
Quien más quien menos ha pronunciado alguna vez eso de que “antes el rey era intocable”, un lugar común que solo él puede argumentar con datos. Ahora que vuelve a reivindicar al emérito con ‘Los reyes también lloran’, Peñafiel tiene para todos.
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Dice que Letizia, “la nuera”, fue partícipe de la salida de su suegro de España. Que Corinna es “una mujer vengativa”. Que Pedro Sánchez busca con ansias ser el próximo presidente de la República. Que Felipe VI “está llorando lágrimas de sangre por su padre”. Y que Juan Carlos, siempre con el don delante, está siendo víctima de una “canallada”. Nos sobran titulares después de casi una hora charlando con él.
Pregunta: ¿'Los reyes también lloran' es una forma de reivindicar la figura del emérito?
Respuesta: Más bien de defenderle en lo que se le puede defender. El libro no es una biografía, ni mucho menos, es destacar las luces y las sombras que han existido en su vida. No entiendo ese ataque frontal que hay desde la propia Zarzuela y el gobierno contra la figura de don Juan Carlos en el exilio. Yo no soy monárquico y el rey tendrá quien le defienda, pero sí que me parecen injustas críticas como las que recibieron sus hijas por vacunarse en Abu Dabi. Fue una cosa desmedida, una canallada. Las infantas no cometieron ningún delito, simplemente fueron a ver a su padre, un hombre que por edad y por salud está en riesgo. Era su obligación vacunarse. ¿Por qué este ataque tan feroz?
Yo era juancarlista, ahora no soy nada
P: Quizá con esa decisión no ayudaron a frenar esa corriente crítica contra la monarquía de la que habla...
R: ¿Qué han hecho contra la monarquía? ¿Qué han hecho contra su padre? ¿Qué han hecho contra su hermano? También se ha vacunado después de ir a Abu Dabi a ver a don Juan Carlos el general Sanz Roldán, expresidente del CNI, y nadie ha dicho nada. La gente arremete contra las infantas por ser mujeres o por lo que fuere. Yo soy un periodista crítico e independiente, pero defiendo lo que creo que hay que defender. No seamos tan sectarios y tan partidistas. Esto no se sostiene, lo hacen para criticar a la monarquía, lo que demuestra que somos un país miserable y desagradecido. El reinado de don Juan Carlos, que ha sido magnífico, se nos ha olvidado. Tenía una empatía que no tiene su hijo, que es muy bueno sin esfuerzo, pero es un hombre triste. El hecho de expulsar a tu padre de tu casa no es algo por lo que estar contento.
P: ¿Vio correcta la decisión de irse a Abu Dabi
R: Fernando Falcó, el marqués de Cuba, me manifestó antes de morir lo sorprendido que estaba de que nadie en España, ni los aristócratas ni los grandes empresarios que se han enriquecido con el rey, le hayan ofrecido sus mansiones, sus fincas, sus casas. ¿Por qué hay ahora este resentimiento con él? Por supuesto que ha cometido errores, pero debo reconocer que esos errores me han alejado del rey y me han acercado al hombre. Yo era juancarlista, ahora no soy nada. Siempre respetaré y agradeceré al emérito sus 40 años de reinado.
España es el único país comunista con una monarquía, Felipe expulsó a su padre con la ayuda del gobierno
P: Pero tampoco se le puede desvincular de las causas por las que en estos momentos está siendo investigado...
R: Él ya está legalizando su deuda con Hacienda. Estoy harto de escuchar a compañeros que dicen que el rey ha robado, lo que ha hecho es no declarar a Hacienda determinadas cosas. Las comisiones que pudo haber recibido por gestionar el AVE a la Meca no son delitos, el delito es no declararlas. Él no tiene todavía ningún problema con la justicia, estamos siendo jueces y condenando a don Juan Carlos cuando, hoy por hoy, yo no le veo ningún delito. Tiene que pagar, pero igual que lo ha hecho Ronaldo o lo ha hecho Neymar, punto. La última regularización es por el uso de aviones privados. Y habría que preguntar también quién está utilizando aviones del Estado para ir a la boda de un cuñado, para irse de vacaciones o para ir a un concierto en Valencia. Esos también tendrán que declarar por ello si somos objetivos.
P: ¿Cree que le beneficiaría hablar, conceder una entrevista dando explicaciones?
R: Es una decisión que tiene que tomar él, pero su hijo no se lo permitiría. En la casa real hay gente que le ha declarado la guerra a don Juan Carlos. Empezando por la nuera, el jefe de la casa del rey Jaime Alfonsín (que nunca ha podido verle)... Todos ellos están en contra. Por no hablar de Felipe, al que se le nota esa tristeza por haber crecido en el seno de un matrimonio mal avenido y al que seguramente le habrá influido todo esto para echar a su padre de casa. En ninguna monarquía que yo conozca se ha expulsado a un rey casi reinante. Y menos que lo expulse su hijo con la ayuda del gobierno, que es un gobierno republicano, como habrás podido comprobar. Al final, ¿sabes lo que quiere Sánchez? Y esto lo asumo yo: ser el presidente de la República. Ese es su sueño. España es el único país comunista con una monarquía. Yo no lo entiendo, cuando el comunismo lo que hace es cargarse las monarquías, es un contrasentido.
El rey Felipe tiene que estar llorando lágrimas de sangre
P: Dice que Felipe erró con la decisión que tomó aquel 15 de marzo del que ahora se cumple un año. ¿Cuál cree que habría sido la postura correcta? Su papel no era ni es nada fácil.
R: Ha sido un gran padre. ¿Que se portó mal con Letizia? Al final aceptó ese matrimonio. ¿Que nunca la pudo ver? Cierto es. ¿Que lo mejor que ha dicho de la nuera es que es una lista? Pues también, con toda la connotación negativa que tiene la palabra lista. ¿Que nunca ha habido química entre ellos? Así es. Tampoco ha ayudado tener a una doña Sofía cargada de rencores a su lado. A la reina emérita le ha faltado la inteligencia de la reina Isabel de Inglaterra, cuyo marido también tuvo relaciones fuera del matrimonio, pero que llegó a decir una frase fantástica: 'A mi marido no le pido fidelidad, le pido lealtad'.
P: ¿Se cree esa frialdad que ha adoptado Felipe VI al afrontar los escándalos de su sangre? Él, como bien titula su libro, también llorará, por muy rey que sea...
R: El rey Felipe tiene que estar llorando lágrimas de sangre. Hay que ponerse en su lugar, sobre todo por cómo se hizo. Le llamó a su despacho, él sentado en su mesa, el jefe de la casa del rey de pie, y le dijo: 'Jaime Alfonsín quiere decirte algo'. Fue Alfonsín quien le dijo: 'Señor, en nombre de la vicepresidencia del gobierno tenéis que abandonar esta casa'. Y Felipe calladito. Eso es un trago, fue un silencio muy doloroso para él.
P: Como bien dice en el libro, el rey tiene un “final incierto”. ¿Cómo espera que se trate su muerte a nivel institucional?
R: Imagino que existirá un protocolo, ha sido jefe del Estado, pero es un tema muy doloroso que yo creo que nadie quiere contemplar. Sería terrible para Felipe que su padre muera en el exilio, le marcaría toda su vida. Si la duquesa de Alba siguiese viva, le habría cedido Liria, donde Juan Carlos vivió durante un tiempo. Ahora no tiene a dónde ir.
Sería terrible para Felipe que su padre muera en el exilio, ahora no tiene a dónde ir
P: Cuenta en 'Los reyes también lloran' que cuando más ha llorado el rey emérito fue cuando perdió a su padre.
R: Nunca se escribieron tantos editoriales como cuando murió don Juan. Pero no lloró tanto por su muerte, sino porque en ese momento pensó en todo el dolor que le había causado a su padre al aceptar ser el heredero de Franco. Eso pesaba, fueron unas lágrimas terribles. Y después de aquello el rey ha llorado muchas veces, y con razón.
P: ¿Cree que este gesto de fragilidad le humanizó? ¿Fue un punto a favor para su imagen pública?
R: Don Juan Carlos tenía una empatía total. Es un hombre que se ha criado en la calle, que sufrió mucho durante los años que vivió en el exilio. Eso le ha humanizado. Felipe, en cambio, ya nació hijo del rey.
P: Esa humanidad, que en su caso siempre hemos tachado de campechanía, también le ha venido en su contra en estos últimos años, cuando se ha demostrado que un rey también comete errores, muchos de ellos nada ejemplares como ya se ha demostrado, ¿no cree?
R: Lo que a los españoles les ha fastidiado es el tema del dinero. Lo de las amigas entrañables pertenece a su intimidad y nadie tiene por qué entrar. Pero saber que le regaló cien millones de euros a Corinna es muy duro de digerir. No era dinero robado, ojo, se lo dio el rey de Arabia Saudita y podía hacer con él lo que le diese la gana. Y eso no son comisiones, son donaciones.
P: ¿Por qué cree que a los españoles nos interesan tanto los entresijos de la familia real?
R: Es la primera familia de España, es el jefe del Estado. Y además han tenido muchos problemas. La gente siempre ha querido mucho a don Juan Carlos y siempre le ha seguido con interés. Es cierto que el matrimonio de Felipe y Letizia no fue muy bien recibido, que la consorte no goza de una enorme simpatía aunque ahora se esté reconduciendo, pero la gente les sigue con interés. Sucede en todos los países donde hay monarquías, para qué contarte en Reino Unido. Yo que conozco todas las monarquías, como nuestra familia real no existe otra.
Antes no se podía hablar del rey, éramos un país de cortesanos, la prensa y yo incluidos
P: Tengo que preguntarle por Letizia. Ya han pasado 18 años desde que entró en Zarzuela. ¿Qué opinión tiene sobre su evolución? ¿Se ha arrepentido alguna vez de su postura crítica hacia ella?
R: Yo con la reina Letizia soy una persona muy objetiva. Ella ha sufrido mucho también, por supuesto. Primero, las infantas la recibieron de uñas: como hijas de un rey no les entró en la cabeza que la nieta de un taxista se convirtiese en princesa de Asturias. Pero también hay que entender que ella entró en la casa real como un elefante en una cacharrería. No solo el día de su presentación cuando dijo con todo el derecho 'Déjame terminar' (fue Felipe quien le faltó el respeto al interrumpirla). Pero ahí ya se puso sobre la mesa un carácter muy fuerte que ahora se está suavizando. Ella es la que manda en la casa real. Letizia es la que ha ayudado a que se expulse a don Juan Carlos de la Zarzuela.
P: Hemos escuchado mil veces esa frase de que “antes el rey era intocable”. Y así era. Usted, que ha estado muy vinculado a esto, ¿cuál diría que fue el punto de inflexión concreto que hizo que cambiase la forma de tratar la monarquía por parte de los periodistas?
R: Se rompió cuando lo de Botsuana, y no por la cacería, que no es un delito, sino por la persona que le acompañaba. Pero ya antes, cuando se perdió mientras pronunciaba un discurso, la gente había entendido que su salud era muy precaria. La familia y algunos líderes socialistas colaboraron en la abdicación, un acto tan injusto y triste que cuando terminó nadie guardó el documento que había dejado firmado. Fue la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría quien lo recogió y preguntó si a nadie le interesaba ese papel. Allí la gente le vio como un rey vulnerable, lo de Botsuana destrozó su imagen luego.
Felipe levantó la veda para que toda España criticase a su padre despiadadamente
P: A lo largo del libro habla de presiones por parte de Zarzuela. ¿Cuál ha sido el peor episodio que ha vivido por dar información sobre la casa real? ¿Es un oficio de riesgo?
R: Yo ninguno. A mí me han respetado. Yo soy independiente, respetuosamente crítico y valgo más por lo que callo por lo que cuento. Y lo que sé lo callaré siempre. Algunos dirán que no soy buen periodista por no contarlo, pero a mí me da igual. Mis confidencias nunca las haré públicas. Antes no se podía hablar del rey, éramos un país de cortesanos, la prensa y yo incluidos. Hasta que su hijo decidió levantar la veda. Si Felipe condena a su padre, ¿qué vamos a hacer los demás? Felipe levantó la veda para que toda España criticase a su padre despiadadamente.
P: En 'Los reyes también lloran' habla de la vida sentimental de don Juan Carlos fuera de su matrimonio. ¿Cuál diría que fue su gran amor?
R: La princesa María Gabriela de Saboya. Hace poco le dijo a una periodista francesa: "Yo tenía que haberme casado con ella". Y lo digo en el libro. Que tu felicidad dependa de una mujer con la que no te has podido pasar es muy triste. Es imposible saber si habría sido más feliz casándose con ella. Lo mismo sucedió con el primer amor de Sofía, Harald de Noruega.
P: ¿Por qué nunca se ha hablado de esa gran historia de amor que vivió la reina emérita antes de casarse con don Juan Carlos?
R: Porque ella siempre lo ha negado. Existe documentación, fotografías... Pero la reina a mí siempre me lo negó, me dejó con las vergüenzas al aire. Y yo no me voy a pelear: si usted dice que no, será que no. Pero así era, por supuesto, hasta el día que anunciaron el compromiso.
Posiblemente Bárbara Rey esté triste porque a ella no le hayan dado tanto dinero como a otras
P: Parece ser que los eméritos disfrutaron de su etapa como príncipes y que las infidelidades por parte de él llegaron con la coronación. ¿Se acostumbró Sofía a esta humillación pública constante?
R: Cuando se fue a la India con sus hijos después de descubrir una infidelidad tremenda supo que su vida iba a ser sacrificarse, esforzarse por ser una magnífica reina consorte y llevarlo con dignidad. Yo a la reina le dije en su día que debía de haberse divorciado. Motivos tenía de sobra, don Juan Carlos también. Estuvo a punto de hacerlo para casarse con Corinna, de hecho.
P: ¿Considera que cumplió ese reto que se propuso de ser la consorte perfecta?
R: Sí, la gente le ha tenido respeto porque ha sido una buena esposa, no ha perdido los papeles nunca. Se le ha humillado públicamente, como cuando Letizia la agredió verbal y gesticularmente en la Catedral de Palma, pero ella aguantó con mucha dignidad. Cuando tú estallas es porque tienes algo detrás que hace que saltes: ahí se entendió que no había buena relación.
P: No hay un capítulo para Bárbara Rey en esa "azarosa vida sentimental" que cuenta en el libro. ¿Para él fue un amor sólido? ¿En qué se diferencia la de Bárbara con las relaciones con Marta Gayá o Corinna?
R: Bárbara Rey fue la primera amiga entrañable conocida de don Juan Carlos. Ha sido una mujer muy discreta que nunca ha hablado. A veces ha apuntado pero nunca ha disparado. Posiblemente esté triste porque a ella no le hayan dado tanto dinero como a otras. Marta Gayá recibió de Juan Carlos un millón de euros. Y la pobre Bárbara, que no le ha negado nunca, estuvo seis años de relación con él. Chapeau por ella, en televisión aunque le provoquen nunca ha hablado, y eso le honra. Nada que ver con Corinna.
P: Lo de Corinna lo sigue viendo como una venganza, ¿verdad?
R: Totalmente. Una mujer resentida es muy peligrosa. Ella cree que el rey la engañó, que no cumplió con lo que le había prometido, y se volvió en su contra. Corinna ha demostrado ser una mujer miserable y vengativa. Juan Carlos, que se ha portado muy bien con ella, no se lo merecía.
Corinna ha demostrado ser una mujer miserable y vengativa
P: Usted no solo ha sido cronista de casa real. También ha sido testigo de la evolución de la prensa del corazón de este país. ¿Cómo valora la evolución de nuestros famosos? ¿Cree que en este sentido cualquier tiempo pasado fue mejor?
R: Nuestra prensa del corazón siempre ha sido un fiel reflejo de la sociedad española, no se inventa nada, y ahora mismo nada tiene que ver con lo que era antes. España ha pasado a ser un país vulgar, para qué nos vamos a engañar, y la prensa del corazón refleja muy bien esa vulgaridad. Parece duro decirlo, pero es así.