Por tradición, Europa mantiene actualmente hasta diez casas reales. Todas ellas son foco de controversia, devoción, animadversión y, sobre todo, se encuentran en constante análisis. Cada una tiene su propia historia que ha llegado a ser protagonista de series y libros, poniendo la atención en su parte más tradicional, conservadora y polémica.
Así, la monarquía sobrevive todavía en el Principado de Andorra, en Bélgica, Dinamarca, España, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Países Bajos, Suecia y el Vaticano. Cada una de ellas puede encuadrarse dentro de las más poderosas, las que tienen un mayor patrimonio o aquellas que han generado más polémica.
En este primer grupo nos encontramos con Mónaco. Allí reina el príncipe Alberto, que subió al trono después del fallecimiento de su padre, Raniero. Lo cierto es que el monarca ya había acumulado gran fama debido a su matrimonio con la actriz Grace Kelly, quien falleció en un accidente de coche. A pesar de eso, Grace y Raniero tuvieron tres hijos: Carolina, Estefanía y Alberto, que le dieron más de un dolor de cabeza.
El príncipe tiene el poder del Ejecutivo y el Judicial y, además, sus decisiones se basan en las acciones de Francia, con quien mantiene una estrecha relación. Alberto es padre de cuatro hijos: Jazmin y Alexandre nacieron de dos de las aventuras que tuvo en su juventud. Mientras que los mellizos Gabriela y Jaime vinieron al mundo en su matrimonio con la exnadadora sudafricana, Charlene Wittstock.
Además de la casa real monegasca, la de Liechtenstein también ha amasado una gran fortuna. A la cabeza de la realeza se encuentra el príncipe Hans Adam II y que acumula un patrimonio de más de 4.000 millones de euros.
Aunque eso sí, si tenemos que hablar de monarquías influyentes, no podemos dejar de mencionar a la británica. La reina Isabel se ha convertido en toda una eminencia en Inglaterra y en toda Europa. Es ella quien mueve los hilos del Palacio de Buckingham y, en general, de toda su familia. A sus 95 años, Isabel II, no tiene ninguna gana de dejar su trono y parece ser que su hijo, el príncipe Carlos, va a tener complicado disfrutar de muchos años de reinado. Por su parte, Carlos es padre de Enrique y Guillermo, que nacieron de su matrimonio con Diana de Gales.
Fue en 1997 cuando todas las miradas se pusieron en la casa real británica. A finales de agosto, Lady Di fallecía en un accidente de coche, tras separarse del príncipe Carlos. El divorcio no fue nada fácil y Diana utilizó todos los medios que tenía, entre ellos la televisión, para contar cómo había su matrimonio, que calificó de traumático y, sobre todo, compartido.
Ahora, parece ser que las aguas están más calmadas en los Mountbatten. Eso sí, en los últimos años no se han librado de ser los protagonistas de otra controversia, a la que los británicos denominaron como ‘Megxit’.
Fueron Enrique y Meghan Markle quienes decidieron desvincularse de la casa real británica para darle la mejor educación posible a su hijo, Archie. Esto fue algo inédito en Europa y parece que no sentó nada bien a la familia. Aún así, la pareja llevó a cabo su propósito y, ahora, residen en Estados Unidos sin el paraguas de la casa real británica y cuidando de sus dos pequeños.
Nuestro país tampoco ha estado exento de problemas. En el año 2014, el rey Juan Carlos abdicó. Esta decisión final partía de una infinidad de polémicas que había rodeado al rey en los últimos años. No fueron momentos fáciles para la monarquía y mucho menos para los Borbones.
Así, desde hace siete años, en España reina Felipe VI junto a su mujer, la reina Letizia. La pareja tiene dos hijas: Leonor, la heredera al trono, y la infanta Sofía. Desde el año 2019, Juan Carlos y Sofía dejaron de desempeñar sus funciones institucionales, aunque sí que es cierto que la que más se deja ver es la reina emérita.
En nuestro país el jefe del Estado es el rey pero no tiene ningún tipo de poder político. Además, según la Constitución, es “símbolo de unidad y permanencia” y, también, se trata de “la más alta representación del Estado en las relaciones internacionales”.
Si seguimos con las monarquías más influyentes del continente tenemos que mencionar a la casa real belga. Desde el año 2013, quien reina es Felipe, tras la abdicación de su padre, Alberto II. Felipe se formó en el entorno militar y a la vez estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Stanford, en California. En diciembre de 1999 contrajo matrimonio con Matilde d’Udekem. Juntos han tenido cuatro hijos: Isabel, Gabriel, Manuel y Leonor. La primera de ellas será la heredera al trono del país, ya que en 1991 se abolió la Ley Sálica en Bélgica.
La familia real danesa es una de las más antiguas de Europa. Margarita II es quien ostenta el título de reina de Dinamarca y es la autoridad suprema de la Iglesia de Dinamarca y la comandante jefe de las Fuerzas Armadas Danesas. En 1967 se casó con el diplomático francés, y conde, Enrique de Laborde de Monpezat, quien falleció en 2018. Ambos tuvieron dos hijos: Federico y Joaquín. A su vez, estos tienen ocho hijos: Cristian, Isabel, Vicente, Josefina, Nicolás, Félix, Enrique y Atenea.
Otra de las casas reales predominantes en Europa es la neerlandesa. La casa de Orange-Nassau ha jugado un papel fundamental en la historia de los Países Bajos y se estableció como resultado de su matrimonio entre Enrique III y Claudia de Chalon. Actualmente, el rey es Guillermo Alejandro, quien se casó con la argentina Máxima Zorreguieta. La pareja tiene tres hijos: Amalia, Alexia y Ariadna.
Al igual que la casa real neerlandesa, la sueca también tiene una gran aceptación por parte de sus ciudadanos. Esta se formó en 1818 y actualmente su rey es Carlos Gustavo, que ascendió al trono en 1973 tras el fallecimiento de su abuelo. Eso sí, puede considerarse que Gustavo es uno de los reyes que menos poder tienen en el continente, algo que también heredará su hija, la princesa Victoria.
Carlos Gustavo contrajo matrimonio en 1976 con la alemana, de origen plebeyo, Silvia Renate Sommerlath. Juntos tuvieron tres hijos: Victoria, Carlos Felipe y Magdalena. Además, también tienen ocho nietos: Estela, Leonor, Nicolás, Óscar, Alejandro, Gabriel, Adriana y Julián.
Otro país que tiene mucha tradición monárquica es Noruega. Allí reina Harald V desde el año 1991. Además, hasta 2012 estuvo al frente de la Iglesia de Noruega, un cargo que ostentaban todos los monarcas noruegos hasta ese año, cuando la iglesia dejó de depender de la monarquía.
Su relación con su actual mujer fue una de las más comentadas y controvertidas. Harald conoció a Sonja Haraldsen, burguesa, cuando todavía estaba estudiando. Al no ser miembro de una familia real, su padre intentó poner distancia de por medio. Así, el heredero al trono fue enviado a Inglaterra, mientras que Sonja se mudó hasta Suiza. Eso sí, al poco tiempo, la joven enfermó y Harald decidió volver a buscarla. En ese momento anunció su deseo de renunciar al trono si no podía casarse con ella.
Por fin, su boda se produjo en agosto de 1968 y tuvieron dos hijos: Marta Luisa y Haakon. Lo cierto es que la primera de ellas es quien más dolores de cabeza le ha dado a la familia real noruega. Tras su divorcio, Marta Luisa comenzó a salir con un chamán y, además, también empezó a hacer distintas apariciones en televisión. El heredero al trono será Haakon, quien se casó con Mette-Marit en 2001.
Su relación también estuvo en entredicho. Mette-Marit nació en una familia humilde en el sur de Noruega y durante su adolescencia salió con Morten Borg, con quien tuvo un hijo, Marius. Además, Morten estuvo en la cárcel en 1991 tras comercializar con cocaína. Estando todavía embarazada, Mette-Marit apareció en un programa de televisión buscando novio.
A finales de los 90, la joven acudió a un festival de música donde conoció a Haakon. Justo antes de su boda, Mette-Marit reconoció en la televisión que había tenido algún que otro problema durante su juventud. En el verano de 2003 se conoció que la princesa estaba embarazada. Así, en enero de 2004 vino al mundo Ingrid Alexandra. Un año y medio más tarde nació Sverre Magnus.