La monarquía inglesa es una de las más ricas del mundo. Esto se debe a su antigüedad y a la gran variedad de patrimonio del que goza Isabel II desde que ascendiera al trono hace más 70 años. Así, hace unos años, The Sunday Times afirmó que la fortuna de Isabel II estaba valorada en unos 400 millones de euros. Eso sí, hay que saber que las propiedades de las que ahora mismo goza la reina solo le pertenecerán mientras ocupe el trono y, por tanto, dejarán de ser de su posesión cuando dé paso a su hijo Carlos.
Como en todas las monarquías, Isabel recibe una dotación anual. En su caso, esta asciende a 107 millones de dólares por parte del Estado, a través de lo que llaman ‘Sovereign Grant’. También, recibe 25 millones de dólares anuales por las ganancias del Ducado de Lancaster, que se creó en la Edad Media como fuente de ingresos para quien ocupara el trono.
Además, la reina cuenta con más de 19.000 hectáreas entre las que se encuentran fincas, locales, casas de alquiler y otros negocios. Estos se han convertido en el bien más preciado de la monarca. Aunque eso sí, como hemos comentado, la reina no es dueña absoluta y, por eso, la mayoría del patrimonio pertenece al Estado británico. Pero, ¿cuáles son sus propiedades más destacadas?
El Palacio de Buckingham es la residencia oficial de la reina, además del cuartel general de la Institución. Fue en 1837 cuando la reina Victoria trasladó hasta esa residencia a la corte. Consta de 775 habitaciones y 78 baños y allí se celebran recepciones reales, banquetes, bautizos, así como una infinidad de actos oficiales que son presididos por los diferentes miembros de la familia real.
Es ahí donde vive la reina y lo hacía junto a su marido, el ya fallecido duque de Edimburgo. Además, el Palacio está abierto al público durante el año y acoge uno de los reclamos turísticos de la cuidad; el cambio de guardia.
El castillo de Windsor es considerado como una de las mejores propiedades de la reina. Se trata del mayor castillo del mundo y se ha utilizado como residencia real durante los últimos 900 años. Además, debido a que está muy cerca del Palacio de Buckingham, la reina lo suele utilizar como residencia los fines de semana y en vacaciones.
El Royal Lodge es la vivienda actual del príncipe Andrés, el miembro más controvertido de la casa real británica, pero el hijo preferido de la reina y a quien siempre ha apoyado. Se trata de una mansión del siglo XVIII y que anteriormente habitó la Reina Madre.
Otra de las residencias reales, que se encuentra dentro del Castillo de Windsor, es el Bagshot Park. Actualmente, está ocupada por el príncipe Eduardo y su familia, quienes pagan un alquiler al Crown State. Además, el hijo pequeña de la reina Isabell II, renovó la mansión para acoger la sede de su productora audiovisual.
Una de las viviendas más especiales y conocidas de la reina de Inglaterra es el Palacio de Kensington. Se encuentra en el centro de Londres, en un enclave de lo más especial, y fue donde se instaló Diana de Gales cuando se separó del príncipe Carlos. El palacio fue remodelado por unos 14 millones de euros y actualmente en la residencia familiar de los Duques de Cambridge. También, en un apartamento separado residió el príncipe Harry, los duques de Gloucester y Michael de Kent.
Clarence House es la residencia oficial del príncipe Carlos y Camila Parker-Bowles. La mansión está ubicada en el centro de Londres y es la oficina oficial del príncipe de Gales. Otra de las propiedades del Palacio de St. James, que fue construido en 1531 por el rey Enrique VIII y que, actualmente, es la sede oficial de la corona. Es ahí donde vive la princesa Ana y las hijas del príncipe Andrés, Beatriz y Eugenia de York.
El Palacio de Holyroodhouse es la residencia oficial de la reina en Edimburgo. En la actualidad se usa para acoger ceremonias de Estado, investiduras y la recepción que organiza Isabel II todos los años. Además, en julio de 2011, fue el lugar elegido para celebrar el banquete de la nieta de la reina, Zara Philips, y Mike Tindall.
Otra de las residencias más famosas de la reina es el Palacio de Balmoral. Fue la reina Victoria, quien lo compró en el siglo XIX, y le tiene especial cariño. Los jardines y el salón de baile están abiertos al público, excepto los meses de julio y agosto que es cuando la reina suele trasladarse ahí.
El Palacio de Sandringham es otra de las residencias más especiales para la reina. Fue ahí donde la familia real se refugió durante la Segunda Guerra Mundial y, hoy en día, se celebran eventos navideños de la familia Windsor.