La remolacha es uno de esos productos que puede servirnos tanto para incluir en una ensalada como para hacer un refrescante gazpacho. Se trata de un alimento fundamental en nuestra nevera, sobre todo si queremos innovar, por ello, será importante saber cómo vamos a poder conservarla de la mejor forma posible.
Si echamos un vistazo en el supermercado nos daremos de cuenta que existen diferentes tipos de remolacha como son las rojas, las naranjas o blancas. Es un vegetal con un gran contenido en fibra y energía, lo que favorecerá el nivel de azúcar en sangre. También, es una gran fuente en potasio, hierro, yodo y sodio. Además, son ricos en ácido fólico y con capacidad antioxidante y antiinflamatoria.
Para comenzar a conservarlas adecuadamente habrá que saber cuál elegir del supermercado. Lo ideal será coger aquellas que sean orgánicas o agroecológicas. Lo mejor es que sean especialmente firmes al tacto, redondeadas y carnosas, sin demasiadas manchas ni golpes. Así, nos aseguraremos que por dentro está en perfectas condiciones. Pero, ¿cómo las conservaremos en casa?
Una vez que compremos nuestra remolacha habrá que meterla en la nevera hasta que la consumamos. Así, durará unas dos o tres semanas. Por eso, si queremos dejarla en la nevera habrá que hacerlo incluso con sus hojas.
Otra opción será congelarlas. No será recomendable que hacerlo en crudo, ya que puede perder firmeza. Para ello, lo primero que habrá que hacer será quitar toda la suciedad y ponerlas en abundante agua helada. Después habrá que cocerla, cortando algunos trozos. El siguiente paso será el de almacenar los trozos de remolacha en un recipiente hermético o en bolsas de congelador.
También se podrá conservar la remolacha en vinagre. Como en las opciones anteriores, el primero paso será limpiar correctamente la verdura, quitándole toda la tierra o la suciedad que pueda aparecer y ponerla a hervir en una olla. Esto se hará con agua, vinagre y un poco de sal. Una vez cocida, habrá que dejarla enfriar y guardar en un recipiente hermético en la nevera. De este modo se conservará perfectamente entre cuatro y cinco días.