Compaginar la vida de madre con el trabajo no es una labor sencilla, y más cuando los hijos aumentan hasta cuatro. Por ello, Alice Campello, tras cinco años casada con Álvaro Morata, jugador del Atlético de Madrid, no ha tenido nada fácil formar una preciosa familia numerosa a la vez que iba acumulando éxitos laborales.
Hace tan solo unas semanas se cumplía el segundo mes de vida de Bella, la primera niña de la pareja y cuarta en la lista de retoños del matrimonio, después de los mellizos Leonardo y Alessandro, de cuatro años, y Edoardo, de dos. El mismo tiempo que ha pasado desde que Alice tuvo el gran susto de su vida al ser ingresada en la UCI tras el parto de su bebé.
Ahora que este delicado momento ha pasado, la familia de seis, algo que a lo que Alice aún no se ha terminado de acostumbrar, se encuentra feliz y completamente instalada en su lujosa casa de dos plantas a las afueras de Madrid. Se trata de un gran chalet donde predominan los tonos claros, con techos altísimos, grandes puertas lacadas en banco impoluto y una gran zona exterior rodeada de un alto seto que dota a la vivienda de la privacidad que la pareja buscaba.
En hogar de la familia Morata Campello, el principal atractivo es su diseño moderno y sofisticado a la vez que muy sencillo y sin demasiados ornamentos. Las paredes de las grandes estancias están pintadas en blanco, lo que combina a la perfección con la pulcritud del mármol beige que recorre el suelo de toda la vivienda. Si a esto le añadimos la gran cantidad de luz que entra por los grandes ventanales y cristaleras que hay repartidos por toda la casa, el resultado es un espacio amplio, diáfano y muy luminoso. Además, la escasez de muebles y decoraciones innecesarias han dotado a esta casa de una sencillez que la hace muy acogedora.
En el salón, un enorme sofá gris perla hace de atracción principal, sobre una gran alfombra del mismo tono. En los cuartos de baño la piedra de mármol claro sigue la misma función que en el resto de la casa y en las demás estancias, este imperativo de paredes desnudas y escasos muebles, hace que todo tenga una perfecta sintonía. La única excepción a esta regla no escrita es el estudio de Alice, donde la enorme pared está decorada con numerosos retratos de la propia modelo y donde una gran mesa de trabajo ocupa la mayoría de la sala.
Pero si hay algo que hace de este chalet un templo, eso es la espectacular zona exterior que rodea la vivienda. Empezando por el vanguardista diseño de la fachada, revestida de piedra en tonos tierra y con tablones de madera natural, y terminando por la gran piscina donde la familia disfruta de las temporadas de sol. Además, toda la vivienda está rodeada de un césped verde inmaculado donde tanto los niños como el futbolista aprovechan para jugar y pasar tiempo en familia.
Además, Alice y Morata también han pensado en los momentos de comidas y reuniones familiares, y por ello, han añadido un extra a la casa reservando a su particular barbacoa una zona tranquila y despejada donde poder recibir a las visitas.