Las joyas de plata pierden su brillo con el paso del tiempo y se oscurecen. Anillos, pendientes, pulseras y colgantes se oxidan cuando están hechos de este material noble, perdiendo toda su belleza y elegancia. La buena noticia es que es muy fácil limpiar la plata con bicarbonato. Toma nota de estos sencillos trucos y recupera tus joyas y demás piezas de plata para lucirlas como si fueran nuevas.
Aunque limpiar la plata con bicarbonato sea sencillo, el procedimiento implica que haya reacciones químicas, así que procura hacerlo en un lugar ventilado y utilizando siempre unos guantes de látex o de nitrilo. Con estas sencillas precauciones la plata quedará impecable y tú no correrás ningún tipo de riesgo.
Con bicarbonato y agua caliente puedes tener la plata lista sin complicarte lo más mínimo. Coge un recipiente y cubre el fondo con papel de alumino. A continuación, llénalo de agua hirviendo y añade dos cucharadas de bicarbonato. Introduce la plata en el recipiente y, si quieres, remueve con una cuchara de madera hasta que la veas limpia. Después seca con un paño limpio para sacar brillo ¡y listo!
Este primer truco es tan fácil que tendrás tu plata limpiar y reluciente en menos de lo que imaginas. Mezcla en un recipiente una cucharada de bicarbonato y ¼ de taza de vinagre blanco. Cuando el bicarbonato se haya disuelto en el vinagre, puedes introducir tus joyas en el recipiente y dejar que la mezcla haga su magia. Cuando veas que ya están limpias sácalas y seca con un paño limpio.
La combinación de bicarbonato y sal es todo un acierto cuando tus piezas de plata llevan mucho tiempo sin recibir una buena limpieza. Necesitas un recipiente grande para poner en él 1 litro de agua hirviendo, ¼ de taza de bicarbonato y ¼ de taza de sal. Introduce las piezas de plata en el recipiente y déjalas dentro durante una hora para que la mezcla haga su efecto. Pasado ese tiempo solo tienes que sacar la plata y secarla con un trapo seco.
Ni la plata más ennegrecida se resiste al poder limpiador del limón y el bicarbonato. El procedimiento es similar a los anteriores, ya que tienes que cubrir el fondo de un recipiente con papel de aluminio y añadir agua hirviendo. Pon en él tres cucharadas de bicarbonato y mete la plata en el recipiente durante una hora. Cuando saques las piezas de plata, antes de secarlas, frota el zumo de un limón con ayuda de un paño para eliminar cualquier mancha. Al hacerlo se produce una reacción química que hace que la plata se vea verde, pero solo es algo momentáneo. Enjuaga la plata bajo el grifo con agua templada y seca con un paño. Verás qué reluciente ha quedado.