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Döstädning: el método sueco que propone ordenar todo antes de morir para evitar problemas a la familia

Aunque no es nuevo, este método que ordena tus cosas (materiales y no) antes de morir, vuelve a estar de actualidad. ¿Macabro? ¡Para nada! Ya que se trata de vivir de forma armoniosa, organizando lo que ya no necesitamos, ni necesitaremos... Una actitud que ahorrará a nuestros seres queridos el dolor (y el trabajo) de clasificar, organizar y donar y que a ti te permitirá hacer balance de tu vida, al mismo tiempo. Terapéutico y práctico, a la vez. Sin duda, a Marie Kondo le ha salido otro duro contrincante en el arte de ordenar la casa. 

El ‘döstädning’ surgió a raíz de la publicación del libro ‘El arte sueco de ordenar antes de morir’ de Margareta Magnusson, que hablaba de la muerte con naturalidad, en otros términos distintos a los que estamos acostumbrados, porque, como dice en las páginas iniciales: “No hay nada triste en ordenar tu vida”. Por cierto, si tienes menos de 40 años, entendemos que dejes de leer en este instante. Tampoco hay que llevar a los extremos esto del orden. 

En familia

Pero, ¿en qué consiste realmente este método? Margareta aconseja hablar de la muerte con nuestros seres queridos, incluidos los niños (recuerda que nadie es inmortal). Ayudar a tu familia a saber qué hacer con un determinado objeto o prenda de vestir, comunicar tus últimos deseos... Eso sí, se trata de encontrar el momento ideal, aquel en el que estéis tranquilos. Además, piensa que, muchas veces, vender ciertos objetos que tienes en casa y no usas o pasan desapercibidos, pueden ayudarte económicamente. De la misma manera que, donar o regalar aquellas cosas que te han hecho feliz durante mucho tiempo, logrará que tu casa se vea más ligera y tú más a gusto contigo mismo. ¡Pruébalo!

Preguntas clave

Si ante el armario o la librería, Marie Kondo se pregunta si esa prenda u objeto la hace feliz, la escritora sueca se cuestiona: ¿Es este objeto importante? En el caso de que la respuesta sea afirmativa, pregunta nuevamente: ¿tiene valor para mí o para otros? De esta manera, si es importante para ti, lo conservas, mientras que, si es para los demás, lo regalas. Si no lo es para nadie, hay que tirarlo o donarlo y liberarnos de tanta mochila inútil. Porque ten claro que, almacenar objetos y objetos para recordar algo o a alguien, no es necesario. Nuestra mente y nuestro corazón son más sabios y tienen buena memoria. 

Es importante que te enfrentes a este método sin traumas, ni miedos. Por eso, debes dar la mayor cantidad de información posible a tus seres queridos sobre tus deseos, y si alguna de las partes no está preparada, puedes dejar indicaciones por escrito y notas indicando para quién es determinado objeto o qué quieres hacer con él. Os ahorraréis muchos disgustos en un futuro muy, muy lejano. 

Trastero y armario: primeros objetivos

Lo ideal es comenzar por aquello por lo que sentimos menos apegos: los objetos escondidos y acumulados en el trastero durante años y el armario son dos buenas opciones. Deja apartados, de momento, fotos y cartas, que siempre pueden causarte emoción y ponerte triste. Recuerda poner al día a tu familia de tus planes, para que puedan reclamar los objetos descartados que quieran para ellos. ¡Adiós tristeza, hola planificación!

También es una buena ocasión para deshacerse de todas aquellas cosas que pueden ser embarazosas en el futuro, cuando no estés, y que, incluso, pueden provocar conflictos o reavivar viejas rencillas (¿te suena?). 

Tus tesoros sentimentales se van contigo

Finalmente guarda todos tus tesoros sentimentales en una caja con la etiqueta de ‘tirar’. Viejas cartas de amor, entradas de cine, recuerdos de viaje, una flor seca, una concha... Todas estas pequeñas cosas que han alegrado tu vida, pero que no significan nada para los demás. Al escribir no he podido evitar pensar en un rizo de Jorge Negrete (un reconocido cantante mexicano) que mi madre guardaba como una posesión preciada. ¿Te imaginas la impresión? Así fue. Si mi madre hubiera puesto ‘tirar’, nos habríamos ahorrado una rara experiencia que, después de 25 años, aún me persigue. Por eso, da permiso a quienes están cerca de ti para mirar si lo desean, para quedarse con lo que les provoca ternura y buenos recuerdos, pero también para liberarse de todo lo que ‘no sabe, no comprende’. Un verdadero acto de amor… 

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