El salón de Rosario Flores: con mezcla de estilos y un guiño a Lola y Antonio Flores

Rosario Flores nacía en 1963 fruto de la relación entre Antonio González "El Pescaílla" y Lola Flores. Como consecuencia del renombre de su familia, la que desde su infancia estuvo rodeada de música saltó a la fama en una edad muy temprana aunque no fue hasta la década de los 80 cuando dio sus primeros pasos en la industria de la mano del grupo "Los Premios", proyecto al que siguió su primer álbum en solitario, ‘Rosario’.

Desde entonces, la cantante se ha consolidado como una de las artistas más relevantes de la escena española por su talento y su estilo personal, los cuales también se ven reflejados en los aspectos más privados de su vida como en su casa, donde a través de la decoración deja evidencia de su especial energía y carisma.

Así es el salón de la casa de Rosario Flores en Madrid

Son varias las ocasiones en las que la hija de Lola Flores ha mostrado a través de sus redes sociales algunas de las estancias de su casa en la capital. Sin embargo, una de las que más ha conseguido llamar la atención del casi millón de seguidores en su perfil público es el salón, donde la artista ha conseguido crear un ambiente único con un mobiliario y detalles cuidados de forma minuciosa y con un estilo que mezcla lo clásico y lo moderno.

En el centro de la estancia, colgando del techo, puede observarse una lámpara con una pantalla de terciopelo con flecos rojizos que contrasta con la zona superior y las paredes, en tonos claros y neutros. Del mismo modo, en los laterales la artista ha incluido diversas obras de arte de color que, además de aportar un toque cromático a la habitación, dejan evidencia con un especial guiño de la presencia en su día a día de su madre, Lola, y su hermano, Antonio, protagonistas de los cuadros tamaño XL.

Junto a la pintura que recrea el rostro del de ‘No dudaría’, Rosario ha añadido una gran estantería de libros y otros objetos decorativos que suponen un aire intelectual en un espacio de lectura en el que, además, hay sitio para el descanso en un sofá tapizado a conjunto con el foco de la sala. Sobre él, reposan varios cojines en beige y mostaza con toques rústicos que aportan una sensación de tranquilidad a lo largo de las diferentes ocasiones en las que la de ‘Qué bonito’ reúne a sus seres queridos en su piso.

El sillón, sin embargo, no es el único presente en el lugar ya que en el fondo de la pieza, tras cruzar una puerta de cristal cubierta con unas cortinas ligeras, ha integrado otro en tonos beige que, bajo una lámpara de araña, forma parte de un espacio adicional y más íntimo.

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