Limpiar los espejos y dejarlos impolutos no siempre será una tarea fácil. En muchas ocasiones, quitamos la suciedad superficial de mismos y pensamos que eso será suficiente para que luzcan brillantes, pero con el paso del tiempo, nos damos cuenta que han quedado rastros de polvo e, incluso, de producto, por lo que no lucen impolutos. Entonces, ¿cómo hay que limpiar los espejos?
Antes de nada será muy importante que sigas una serie de consejos básicos para obtener el resultado adecuado. Lo primero que debes saber es que no habrá que usar productos químicos, ya que pueden quedar manchas cuando se seque. Además, habrá que limpiar el espejo por partes y en un solo sentido.
Será recomendable limpiar los espejos en aquellos días nublados, ya que en los días de sol, el producto se evaporará más rápido y será en ese momento cuando podrán aparecer las marcas.
Para llevar a cabo la limpieza, lo esencial será quitar los restos de suciedad con un paño de microfibra. Habrá que humedecerlo y frotar las manchas del espejo muy bien hasta que desaparezcan. Luego, deberás volver a pasar el paño para pulir bien la superficie, y finalmente, para secar, lo más recomendado es usar un papel de periódico, que no dejará restos y quitará todo el exceso de humedad.
Para limpiarlo bien tendrás que hacer una mezcla de agua, jabón y vinagre blanco y utilizar, como hemos dicho, un paño de microfibra para lavar y un papel de periódico para secar. También, podrás sustituir el vinagre blanco por zumo de limón, que vendrá muy bien para pulir el espejo.
Otra mezcla perfecta para limpiarlos será la de agua caliente y amoniaco. Será la mejor opción en el caso de que queramos limpiar un espejo que esté muy sucio.