En verano de 2021, unas semanas antes de dar a luz, Natalia Ferviú se mudaba de casa. La estilista explicaba que recurrió a una empresa especializada para poder realizar la mudanza porque se encontraba en un momento en el que no estaba "para pillar peso ni estrés". Desde entonces, la colaboradora de televisión ha ido enseñando cómo ha cambiado su vida a raíz de la maternidad y también su casa nueva, de la que ya hemos podido ver algunos rincones tras la reforma.
La estilista asegura que una reforma es un proceso "duro, muy duro", que conlleva "muchos gastos de dinero, energía y por tanto muchas dudas". "Llevo viviendo unos meses en mi casa nueva y aún me quedan cosas por rematar. Supongo que es lo que tiene mudarse a punto de dar a luz, y ser indecisa por miedo a meter la pata", ha contado a través de sus redes sociales.
Sin embargo, una de las decisiones que tuvo clara desde el primer minuto fue la cocina, que quería que fuese "el corazón de la casa". "Y la segunda, apostar por lo clásico y los materiales naturales en la medida de lo posible. Porque me gusta, porque no pasa de moda, y porque eso lo convierte en la elección más sostenible. En este caso, y en muchos más, menos es más", ha explicado sobre sus decisiones a la hora de reformar su nueva casa. Además del diseño, la estilista quería que fuese sostenible. "Estoy contenítima con el resultado", ha asegurado en su cuenta de Instagram.
El 23 de junio de 2021 nacía el primer hijo de la estilista. Unos días después, Natalia compartía la noticia a través de sus redes sociales y desvelaba que habían elegido el nombre de Marcelo para el bebé. "Es de bien nacidos ser agradecidos", escribía en el post junto al que compartió una imagen del momento del parto.
Al llegar a su casa nueva, a esa a la que se mudó durante el embarazo, Natalia Ferviú nos dejó ver cómo estaba quedado "el nido" de su "pollito". "Aún duerme en nuestra habitación, pero poco a poco vamos montando la suya. Como la cuna tiene ruedas, la movemos sin problema. Además, en breve dejará de ser mini, igual que Marcelo, por eso nos decantamos por una cuna evolutiva, que se puede ir ampliando hasta los diez años", ha contado Natalia.