Es muy común que, en nuestros pies, aparezcan unas durezas. Los callos son un problema que, normalmente, se produce tras el roce o después de sufrir demasiada presión. Así, el pie reacciona y se protege formando ampollas o úlceras que pueden llegar a ser infecciosas. Las durezas, en un principio, no suelen provocar ninguna molestia, aunque sí que es cierto que, con el paso del tiempo, pueden causar dolor y dificultar las actividades más cotidianas.
En la farmacia existen una infinidad de tratamientos para hacerlos desaparecer, así como poniéndonos en manos de profesionales cualificados, pero también podrás intentar hacerlos desaparecer con este truco casero que tiene al bicarbonato como protagonista. Se trata de un componente económico, inofensivo, ecológico y accesible.
Para la mezcla, lo mejor será combinar en un bol tres cucharadas de bicarbonato de sodio, un litro de agua caliente, una crema humectante y unas gotas de aceite de lavanda.
Antes de comenzar a aplicarte el producto deberás lavar bien los pies con agua y jabón para eliminar la suciedad presente.
El siguiente paso será sumergir los pies dentro del recipiente y dejarlos reposar durante unos quince o veinte minutos.
Después de ese periodo de tiempo, se tendrán que sacar los pies del agua y frotar los talones con una piedra pómez. Si tienes unas durezas muy resistentes podrás realizarte un tratamiento más intenso: mezclando un poco de bicarbonato con agua para formar una pasta, y aplicarla directamente en la zona a tratar.
Al terminar será muy importante que hidrates bien los pies con alguna crema hidratante específica para los pies. También, podrás usar aceite de coco o vaselina. Habrá que repetir el tratamiento una o dos veces por semana.