Los próximos Oscar están ya en capilla. El lunes 3 de marzo habrá quienes sientan una felicidad fuera de lo normal y otros que habrán sufrido un pellizquito de decepción. Pero unos y otros pasarán a la historia por haber formado parte del evento más importante a nivel mundial del mundo del cine. Eso sí, lo que seguro que ninguno de ellos desea es convertirse en leyenda… por el lado que no es. ¿Te apetece recordar aquellos momentos en los que protagonistas o espectadores desearon que la tierra se los tragara? 

Lo de Al Pacino es de libro. Seguro que muchos recordarán cómo anunció el año pasado el Oscar a la mejor película: saltándose a los nominados y diciendo, al abrir el sobre: “Y mis ojos ven ‘Oppenheimer’”, algo que hizo poquísima gracia, ya que no nombrar a todos los productores nominados se consideró una falta de respeto.

Pero no es la única vez que lo pasó mal en una gala de los Oscar. En la ceremonia de 1974 optaba a premio por ‘Serpico’. Tal como cuenta en su biografía autorizada, escrita por Lawrence Grobel, se presentó a aquellos Oscar “un poco colocado”. Entre su cabreo monumental por lo mal que lo habían peinado y que necesitaba ir al baño y no podía levantarse en medio de la gala, comenzó a tomar valiums “como si fueran caramelos”. Cuando llegó el premio al mejor actor, se encontraba en tal estado que, dice, no podría haberse ni levantado. Así que mientras mencionaban a los nominados, él rezaba para no ganar. Ganó Jack Lemmon por ‘Salvad al tigre’. El mundo, por fortuna, se perdió aquel año un momento nada edificante.

Por cierto, Al Pacino es uno de los actores más injustamente tratados por los Oscar. En realidad, ha estado nominado nueve veces… y solo lo ha ganado una vez: fue por ‘Esencia de mujer’, seguramente el peor de todos sus papeles que han optado a premio.

Solo tenemos que irnos dos años más atrás de lo de ‘Oppenheimer’, a 2022, para recordar el que seguramente ha sido uno de los momentos más incómodos de la historia reciente de los Oscar, si no el que más. Chris Rock actuaba como maestro de ceremonias e hizo una broma de mal gusto sobre la alopecia de Jada Pinkett, la mujer de Will Smith. Este pasó a la acción: se levantó y le propinó una bofetada tal que, durante los primeros segundos, muchos pensaron que era un sketch. Hasta que Will gritó desde su asiento aquello de saca el nombre de mi mujer de tu p**a boca. Da la casualidad de que Will, que tiempo atrás había dado vida al boxeador Muhammad Ali y no parecía haber olvidado aquel papel, ganó ese año el Oscar al mejor actor por interpretar al padre de las hermanas Williams, y que tuvo que dar un discurso posterior a su ataque de ira que no le ayudó precisamente a verlo con mejores ojos.

La verdad es que llega un momento en el que todos, desde los invitados a los espectadores, están hasta el gorro de la gala, que es larguísima. Y eso ocurre cuando están por darse los premios más importantes (actor, actriz, guion adaptado y original, dirección y película). Y si no, que se lo digan a Warren Beatty. El veterano actor tuvo el ¿honor? de entregar, en 2017, el Oscar a la mejor película junto a Faye Dunaway. Lo ponemos entre interrogantes porque, cuando ya estaba todo el equipo en el escenario agradeciendo el Oscar, Jordan Horowitz (productor de 'La La Land') corrigió a Warren: la triunfadora había sido ‘Moonlight’ y mostró la papeleta a cámara. Tremendo jarro de agua fría.

En los Oscar de 2013, Jennifer Lawrence optaba a Oscar a la mejor actriz por ‘El lado bueno de las cosas. Y ganó. Cuando subió las escaleras a recoger su estatuilla, tropezó. Su vestido, un Dior de alta costura, le jugó una mala pasada. Ni la actriz ni el modelazo, que estaba valorado en 4 millones de dólares y que fue el vestido más caro de la historia de la gala, sufrieron daños.

Cómo ha cambiado el mundo en 20 años. Hace nada veíamos cómo Luis Rubiales se sentaba en el banquillo por su beso no consentido a Jenni Hermoso, pero en 2003, que como quien dice fue antes de ayer, Adrien Brody ganó su primer Oscar (puede que este año obtenga el segundo) y festejó su victoria de una manera bastante inapropiada: besando largamente en los labios a Halle Berry, que es quien le hacía entrega, por sorpresa y sin que ella le diera permiso. Una celebración bastante bruta y poco lista que, sin embargo, los asistentes aplaudieron a rabiar. Lo dicho: cómo ha cambiado el mundo (para mejor).

En 1961 se premiaban las mejores películas del año anterior, y todo apuntaba a que ‘El apartamento’, la obra maestra de Billy Wilder, arrasaría. Nominada a diez categorías, todos esperaban el Oscar a la mejor actriz para Shirley MacLaine: no parecía tener rival aquel año. Sin embargo, se lo llevó Liz Taylor por una película bastante olvidable: ‘Una mujer marcada’. El motivo, al parecer, ni siquiera era el filme en sí, sino el hecho de que aquel año, Liz, mientras rodaba ‘Cleopatra’, estuvo a punto de morir en el rodaje, afectada por una grave neumonía por la que tuvieron que perforarle la tráquea para salvarle la vida. Al parecer, Billy Wilder se acercó a una desconsolada Shirley y le dijo: “Querida, no puedes competir contra una traqueotomía”. El (pequeñísimo) consuelo que le quedó a la hermana de Warren Beatty es que en 1964 volvió a estar nominada por ‘Irma la dulce’. Tampoco se lo llevó, pero a Liz ni siquiera la nominaron por ‘Cleopatra’.

 Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.