En los ochenta debutó en el cine. No tuvo que tener mucha paciencia para petarlo, porque cuatro años después ya estaba Almodóvar llamando. Su participación en ‘Matador’ la colocó en el mapa de lo mainstream, y de ahí vinieron más películas, unas cuantas series requeteexitosas y hasta el salto a Hollywood, donde trabajó con Jackie Chan. Sin embargo, esa Eva Cobo que era portada de revista semana sí, semana también, desapareció.
Era 2004, acababa de girar con la obra de teatro ‘El acero de Madrid’ y ya había terminado el rodaje de la cinta ‘Pasos’, de Federico Luppi. Quizá esta, la que fue su última vez delante de una cámara, fuese la grabación más complicada de su vida. “Estaba embarazada de Roberto, mi hijo pequeño, y tenía amenaza de parto prematuro”, ha contado ahora a ¡Hola!, en un reportaje que supone su gran reaparición mediática.
En él, Cobo asegura que, tras este rodaje en el que solo se levantaba cuando decían ‘acción’ para proteger a su bebé, una conversación con el empresario gallego Roberto Díaz-Rincón, padre de su segundo hijo, marcó un punto de inflexión en su prometedora carrera interpretativa: “Me pidió que abandonara la profesión”. Ella le hizo caso, apostó "por un proyecto familiar" del que también formaban parte sus dos hijos mayores, y se volcó en su faceta de madre.
De Madrid viajó a La Coruña, donde instaló su residencia los seis años posteriores. Sin embargo, un trágico suceso le forzó a cambiar sus planes y a volver a ser actualidad, muy a su pesar. A raíz de la repentina muerte de Carlota, la hija que tuvo con el también actor Toni Cantó, Eva Cobo se sumió en una fuerte depresión que la tuvo más de un año encamada. "Me daba pena por mis hijos menores porque, aparte de lo que les había pasado con su hermana, se encontraron con una madre ausente".
Fue por ellos, una vez más, que remontó y puso rumbo a Londres. Allí pudieron formarse en los mejores colegios británicos y ella, con la tristeza de haber perdido a su niña con apenas 18 años, desconectó y se reinventó. Con su sueño de continuar su carrera como actriz ya descartado, la intérprete vio en lo 'foodie' una nueva oportunidad laboral. Concretamente en la importación de productos españoles, sector que la convirtió en empresaria y en el que está volcada en la actualidad.
Con sus hijos ya adultos, ahora Eva vive en Torremolinos, Málaga, desde donde dirige su propia línea de aceites de oliva mientras gestiona viajes a Inglaterra e Irlanda para estudiantes. Según ella, su vida alejada de la fama le ha aportado la felicidad y calma que necesitaba tras perder a Carlota. Además, su otro éxito es ver lo bien que han crecido Roberto (17) y Alejandro (25). El primero, el menor, está a punto de iniciar su etapa universitaria. El mayor ya está trabajando tras formarse como ingeniero aeronáutico.