Lindsay Lohan vuelve al cine por Navidad: de su caída a los infiernos a su resurrección

A Hollywood le encanta una buena historia de regreso, así que la vuelta de Lindsay Lohan a la palestra, aunque sea protagonizando películas de Netflix, se está siguiendo con mucha curiosidad. Que protagonice de nuevo un título navideño para la plataforma es un gran espaldarazo para su proyección pública, pues esos estrenos son muy populares entre finales de noviembre y Nochevieja y, además, son un negocio del que la plataforma no quiere quedarse fuera.

Esa nueva película de Lohan se titula ‘Nuestro secretito’ y, aunque no tiene una premisa tan alocada como ‘Un muñeco de nieve para derretirse’, sí mantiene un punto de partida clásico de estas historias: Avery y Logan son ex novios que hace tiempo que no tienen contacto, hasta que descubren que sus actuales parejas son hermanos y que coincidirán en su casa familiar en Navidad. Su decisión de ocultar su pasado llevará a todo tipo de malentendidos y hará que empiecen a verse de otra manera. Seguro que hasta hay una escena en la que los dos acaban debajo de una rama de muérdago.

Con esta, ya son tres los filmes que Lohan ha protagonizado para Netflix, todos comedias románticas sencillas y de bajo presupuesto. El primero, en 2022, ya fue otra película navideña, ‘Navidad de golpe’, en la que era una rica heredera que sufre amnesia por un accidente de esquí, y a quien terminan cuidando el dueño de un pequeño hotel y su hija. Con el mismo equipo estrenó, al año siguiente, ‘Un deseo irlandés’, donde interpretaba a una mujer que va a Irlanda a la boda del amor de su vida, solo para despertarse un día descubriendo que ella es la novia. Este trío de películas está ayudando a que Lohan vaya dejando atrás unos años en los que era más conocida por sus visitas a clínicas de desintoxicación y sus entradas en prisión que por sus trabajos en el cine.

La vida salvaje de Lindsay Lohan

Su “caída a los infiernos”, de hecho, fue bastante llamativa teniendo en cuenta sus inicios como “chica Disney” en, sobre todo, ‘Tú a Londres y yo a California’, que rodó con doce años. Con 18 hizo ‘Chicas malas’, que la catapultó a un nivel de escrutinio por parte de la prensa inaudito hasta aquel entonces. Los paparazzi la fotografiaban saliendo de fiesta con Paris Hilton y Britney Spears, le adjudicaron el apodo de LiLo y la seguían a todas partes, deseosos de pillarla en cualquier situación comprometida. Al mismo tiempo, la dinámica familiar de la actriz era bastante complicada. Sus padres se separaron cuando ella tenía tres años, pero el divorcio no se oficializó hasta 2007, y la situación era tensa. Lohan llegó a cortar todo contacto con su padre, antiguo trabajador de Wall Street con constantes problemas con la justicia y una presencia también continua en televisión hablando de su vida y de su hija.

Todo este torbellino en su esfera privada acabó afectando a su carrera. Aunque a mediados de los 2000 tendría papeles en ‘El último show’, de Robert Altman, y ‘Bobby’, de Emilio Estévez, y se dedicó también a un breve coqueteo con la música, de lo único que se hablaba de Lohan era de sus adicciones y sus líos legales, especialmente por su comportamiento en el rodaje de ‘Lo dice Georgia’, que le ganó fama de problemática. Ese fue, tal vez, el punto más bajo de toda su trayectoria, y Lohan se ha pasado los siguientes catorce años buscando maneras de salir de allí. Lo intentó a través de un docurreality en 2014 que mostraba, precisamente, sus esfuerzos por volver a Hollywood, pero parece que su entrada en el universo de telefilmes de Netflix es la que lo va a conseguir.

Empezó 2024 con una pequeña aparición en la versión musical de ‘Chicas malas’ y para el año que viene tiene listo su reencuentro con Jaime Lee Curtis en la secuela de ‘Ponte en mi lugar’, uno de sus mayores éxitos de adolescente. Su percepción pública también parece estar, finalmente, cambiando y dejando atrás su pasado. Lohan, además, está en paz consigo misma desde que vive en Dubai con su marido, el banquero Bader Shammas, con quien se casó en 2022 y tiene un hijo, Luai. Lo conoció algún tiempo después de romper con su anterior novio, el millonario ruso Egor Tabarasov, que la maltrataba psicológica y físicamente. De hecho, los paparazzi llegaron a fotografiarlo agrediéndola en una playa de Mykonos, donde Lohan tenía un local nocturno. En sus palabras, ese fue el momento que la convenció de que no podía seguir así.

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