Payal Kapadia, nominada a los Globos de Oro: "Es diferente la forma en la que la sociedad juzga a las mujeres y a los hombres"
Tras ganar el Gran Premio del Jurado en Cannes y el del Círculo de Críticos de Nueva York, el filme sobre la amistad femenina ‘La luz que imaginamos’ nominada a dos Globos de Oro
La película se estrena el 1 de enero en España y en Divinity.es hemos hablado con su autora, la directora de cine india Payal Kapadia, de 38 años, a su paso por nuestro país
La lista completa de las películas y series nominadas en los Globos de Oro 2025
Películas hay de muchas clases, pero hay un tipo de ellas que se te quedan pegadas al corazón por lo bonitas y empoderadoras que son. De esas que, en cuanto la ves, escribes a tu mejor amiga para recomendársela y le dices a tu hermana que no se la puede perder. Como fueron 'Thelma & Louise', 'Tomates verdes fritos', 'Wadjda' o 'Una canta, otra no'. El 1 de enero se estrena en España 'La luz que imaginamos' que es, también, justo de esas que se te quedan grabadas. Hablamos con su autora, la directora de cine india Payal Kapadia, de 38 años, a su paso por nuestro país.
En el pasado Festival de Cannes, Payal Kapadia hizo historia al convertirse en la segunda directora india –la primera mujer– en competir en la sección oficial. Y su película 'La luz que imaginamos' enamoró. Tanto, que se llevó el Gran Premio del Jurado. También ha ganado el premio Gotham Awards y el del Círculo de Críticos de Nueva York a Mejor película extranjera, y está nominada a los Globos de Oro (película de habla no inglesa y dirección). Una película que ya se puede ver en España.
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La película ‘La luz que imaginamos’ cuenta la historia de tres mujeres muy distintas. Prabha y Anu son enfermeras en un hospital de Bombay. A Prabha la casaron sus padres en un matrimonio arreglado, pero su marido emigró a Alemania y no ha vuelto a ponerse en contacto con ella más que ara mandarle un electrodoméstico de regalo. Por el contrario, Anu trata de ser libre, enamorada de un joven musulmán, desafía las convenciones sociales y es juzgada por ello. La tercera, Parvaty, regenta un pequeño restaurante pegado a él, del que la quieren echar sin contemplaciones los especuladores inmobiliarios. Con estos tres personajes, Payal Kapadia dibuja un esbozo de la india actual y sus retos, mientras retrata el oprimente sistema patriarcal y una de las herramientas contra él: la sororidad. Y lo hace sin lanzar proclamas o hacer juicios de valor.
La vida y trayectoria de Payal Kapadia
La directora india creció en una familia de artistas. Su madre Nalini Malani, de hecho, es una reconocida videoartista con una potente mirada feminista. De ella bebió Kapadia. “Crecí en una familia a la que le encantaba ver diferentes películas de todo el mundo. Mi madre solía llevarme a los centros culturales de diversos países en Bombay, el ruso, el francés… Todos tenían diferentes festivales y proyectaban filmes. Yo acompañaba a mi madre y creo que, en algún momento, la semilla de la cinefilia me mordió”, cuenta la directora.
Antes de ingresar en la escuela de cine, Payal Kapadia estudió Economía y Sociología. “Tenía que obtener un título para ir a la escuela de cine, pero los estudios que hice me han servido mucho, porque también quería tener una mente analítica y eso me ayudó”, confiesa, “en las universidades es donde puedes ampliar tu pensamiento crítico. Yo tenía claro que quería conseguir pensar de forma crítica obre la sociedad, la política, el mundo”.
Esa mirada crítica es una de sus características. Incluso su cortometraje documental como estudiante la muestra y fue seleccionado para la Fundación de Cine de Cannes. “Solicité una residencia para escribir películas y me la dieron”, cuenta, “eso me ayudó mucho a obtener apoyo de los productores franceses. Y cuando terminé 'La luz que imaginamos', la seleccionaron para Cannes”. Ganar el Gran Premio del Jurado, formado por cineastas como la estadounidense Greta Gerwig, el español J. A. Bayona, el japonés Hirokazu Kore-eda o la libanesa Nadine Labaki, reconoce que “fue un sueño, incluso ser seleccionada fue algo muy importante para mí”.
En su película hay un cierto aire de la Nouvelle Vague francesa por el movimiento de cámara y de los personajes. Pero, sobre todo, hay una mirada propia. Kapadia reconoce que le gusta mucho el cine francés, pero también las películas checas, como las de Milos Forman con “este tipo de cámara fácil y ligera”. En su caso, indica, “el cine consiste en hacer preguntas. Y como cineasta, no quiero estar nunca en una posición en la que sepa más que el público". Por eso, trata de lograr que la gente que ve sus películas se conviertan en sus cómplices y que “también se cuestionen lo que me provoca curiosidad”.
Mi madre nos crio, a mí y a mi hermana, para ser mujeres libres e independientes. Pero eso es un privilegio. No es lo habitual para todo el mundo
La realidad de los matrimonios concertados en la India
Para ella, en esta película “la cuestión más importante era la moralidad y cómo delimita la vida de las mujeres, cómo la ven ellas respecto a su existencia en la sociedad”. Por eso, una de sus protagonistas ha interiorizado la moralidad, mientras la otra lucha contra ella moralidad. Y subraya que “es diferente la forma en que las personas o la sociedad juzgan a las mujeres y a los hombres”. En su filme muestra la realidad de los matrimonios concertados para las mujeres en la India. “En la India es la norma. Incluso los hombres lo padecen. Algunos hombres quieren casarse con la mujer que les gusta, no con una desconocida”, cuenta.
En su caso, Kapadia sigue soltera a sus 38 años y reconoce que en su familia no siente ese tipo de presión. “Mi madre es artista y nos crio, a mí y a mi hermana, para ser mujeres mucho más libres e independientes. Pero eso es un privilegio. No es lo habitual para todo el mundo”, explica. El tema de los matrimonios concertados, destaca, “está arraigado en el sistema de castas, que se perpetúan con el nacimiento. Así que, en mi opinión, es una forma de controlarlo. También es por eso no se puede, aunque sea entre religiones diferentes, que una persona hindú se case con un cristiano, o un musulmán con un hindú. Si ocurre, la familia de todos tendrá un problema social”, advierte.
En su película anterior, 'A Night of Knowing Nothing', habla también de la imposibilidad de amar a quien tú quieras, sino a quien decidan tus padres, la sociedad o incluso la religión. “Absolutamente. Y complicado porque amas a tus padres también. Así que tienes que hacer una estúpida elección entre la persona que has elegido amar y la gente a la que ya amas. ¿Y por qué tienes que hacer esta elección?”, se cuestiona. “Es triste que sea así”, concluye. Además, explica que ella, que permanece soltera, está “en una edad en la que muchos de mis amigos están sentando cabeza y todo el mundo a mi alrededor habla sobre el amor, la familia y esas cosas. Así que para mí, una gran pregunta para los jóvenes es si el amor puede ser una forma de autodeterminación”.
Yo quería hacer una película que propusiera que miráramos más allá de la identidad inmediata
La sororidad como respuesta para romper barreras
Para romper esas barreras sociales, la sororidad podría ser una herramienta clave, según muestra su película. “En ella quería mostrar las diversas identidades que tenemos en la India y que van más allá de la identidad de género. Es decir, la identidad de casta, clase, religión, acceso a la cultura, acceso a la educación, la región de dónde vienes, el idioma… Todo ello conforma tu identidad y muchas de las barreras a las que nos enfrentamos provienen de todas estas identidades. Yo quería hacer una película que propusiera que miráramos más allá de la identidad inmediata”, afirma.
La directora señala que, para las mujeres, como muestran sus personajes, “la elección se dificulta hasta que llegan a pensar que no es posible para ellas, que solo les queda acatar la norma. Ese es, básicamente, el poder del patriarcado. Pero yo no acepto que sea así”, apunta. Por eso, también, señala la importancia de que las mujeres “escribamos nuestras propias narrativas y miremos el mundo a través de nuestros ojos, en lugar de ser observadas”. Por eso, cree que, aunque hombres y mujeres pueden tener miradas masculinas y femeninas según los estereotipos, ella quiere mostrar lo que ve como mujer. “Se que está la mirada femenina y masculina dentro de ti y determina el tipo de película que haces. Pero en este caso, ahora, espero que mi película sea muy femenina”, asegura.
La luz, otra protagonista de la peli
La luz que menciona el título es otra de las protagonistas de esta película pequeña solo de presupuesto que retrata como pocas la belleza real de Bombay. “Yo quería mostrar la realidad de la ciudad y también su belleza”, cuenta la directora, “pero no quería hacer la típica luz de películas occidentales”. Para lograrlo, apostaron por la luz natural, incluso en las tomas de noche. “Es cierto que iluminar es muy caro y nuestro presupuesto era pequeño”, reconoce Kapadia, “durante un año, nos limitamos a observar. Salíamos, tomábamos fotos, analizábamos qué veíamos más en la imagen”.
La autora reconoce que le atrae mucho la belleza, pero señala que la encuentra incluso en lo que “no se considera convencionalmente bello. Por ejemplo, en nuestra película tenemos mucha luz fluorescente, que en las películas occidentales no se ve tanto”. Ése era, precisamente, uno de sus objetivos, apostar por una India real. Mientras en Occidente se ilumina con luz cálida, ella usa la luz fluorescente blanca. “No es muy suave... Si eres mujer y te miras bajo una luz fluorescente, pensarás: "Dios mío, me veo horrible". Pero queríamos que fuera favorecedora”, cuenta. El objetivo está cumplido y, de hecho, la luz es de una belleza casi irreal, pero cualquier persona que haya estado en India reconocerá su atractivo casi mágico. Y la fuerza de sus mujeres a las que Kapadia retrata con un poso, juraría, de admiración.
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