Su nombre completo es Blanca Martínez Suárez y la conocemos desde que cumplió 19 años. La actriz celebra ahora su 32 cumpleaños y a lo largo de este tiempo nos ha hecho partícipes de su crecimiento personal, de su recorrido profesional en el mundo de la interpretación y de los cambios de estilo que ha experimentado, creando siempre tendencia y convirtiéndose en un referente de moda en cada una de las alfombras rojas a las que acude. También es una de las vips con más influencia en redes sociales, donde alcanza más de cuatro millones de seguidores, pero, aunque conocemos mucho de ella, siempre ha mantenido en un segundo plano a su familia.
Hace unos años, en una entrevista para la revista Vogue, la actriz contaba que de niña viajaba mucho con sus padres en coche. “Son muy montañeros y yo les decía que por qué no podíamos hacer como otros niños e ir a la playa”, contaba Blanca. Ellos cedieron a que la mitad de los viajes fuesen de un estilo y la otra mitad se mantuviesen en los recorridos por el campo, algo que recuerda con especial cariño. Desde entonces la han acompañado a lo largo de su trayectoria personal y profesional, igual que su hermano, que es once años mayor que ella.
Su muro de Instagram guarda pocos momentos personales, pero entre tanta foto con estudiadas poses, Blanca Suárez compartió hace tres años una imagen con un significado especial. “Os pongo en situación. ‘Lo que escondían sus ojos’ y un cansancio infernal. Mis padres vienen a hacer una visita al rodaje. ‘Sentaos aquí familia y así lo podréis ver bien’. Plano en el que no salgo, me siento y… sueño instantáneo. El hombro de tu padre se convierte en tu mejor almohada. En todo momento yo (ilusa) creí que estaba consciente, pero evidentemente me quedé planchadísima. Puedo decir que hasta soñé”, escribió la actriz en sus redes sociales presentado así públicamente a su padre.
Con ellos vivió Blanca siendo ya una reconocida actriz. Sus padres residían en una casa baja en el Barrio de Salamanca y cuando su hermano mayor se independizó, la actriz decidió quedarse con su habitación. Años más tarde se independizó a un piso pequeño en el centro de la capital, pero actualmente vive en una casa baja completamente reformada.
Es el miembro de su familia al que más conocemos. Pistacho es un Tekel que se ha convertido es su inseparable. No solo vive con ella y la acompaña en sus ratos de ocio, el perro de la actriz es un auténtico experto en acudir a los compromisos profesionales. Poco después de que entrase a formar parte de su familia, Blanca contaba cómo había sido el verdadero encuentro entre ellos. “Nadie me regaló a Pistacho, nadie apareció con él con un lazo a modo de obsequio. Fue una decisión mía y solo mía. Y, desde luego, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”, aseguró la actriz. "Unos conocidos habían tenido cachorros de la raza que yo andaba buscando, fui a conocer al macho que quedaba. Se abrió el ascensor y un perrito enano con las orejas enormes salió corriendo y me trepó casi hasta los hombros. Ya está. Saltó la chispa y me enamoré”, explicó.