La historia se repite. Tres años después de ese ‘A Star is Born’ que la reivindicó como actriz, de esa temporada de premios en la que repitió hasta la saciedad que “puedes tener a 100 personas en una habitación, que 99 no crean en ti y que todo lo que necesites sea una persona (Bradley Cooper)” para cumplir tu sueño, Lady Gaga ha vuelto a demostrar que ‘mata’ por tener su primer Oscar por interpretación.
Su objetivo es ganarlo por su trabajo encarnando a Patrizia Reggiani, la malvada exmujer de Maurizio Gucci, nieto del fundador del imperio de la moda que lleva su apellido, al que mandó asesinar para hacerse con su herencia, mereciéndose así la etiqueta de “viuda negra de Italia”. Su personaje, protagonista del ‘House of Gucci’ que dirige Ridley Scott, está en todas las quinielas para la nominación. Pero ella quiere el premio gordo.
Tal y como sucedió con aquel reboot que en España fue titulado ‘Ha nacido una estrella’, no hay publicación, cadena de televisión o alfombra roja que no haya contado con Stefani Joanne Angelina Germanotta. Estar visible, que la tengan en cuenta para la categoría de Mejor actriz, es su principal objetivo. Y su estrategia es convertir su presencia en evento cada vez que aparece en público.
La última prueba de ello la encontramos en la premier de la cinta en Nueva York, en el Lincoln Center, a pocas manzanas del apartamento en el que “esta italoamericana creció”. Allí estuvo acompañada por parte de sus compañeros de reparto, un cast de altura que esta vez estuvo representado por ella, Adam Driver, Jared Leto, Jeremy Irons, el director de la película y el legendario Al Pacino, con el que protagonizó un momentazo viral del que horas más tarde todo el mundo habla.
La cantante de temas como ‘Bad Romance’, ‘Shallow’ o ‘Born This Way’ posaba en el photocall del estreno con sus compañeros, algo en lo que se ha hecho experta, cuando uno de los fotógrafos que inmortalizaban el bodegón le pidió al protagonista de ‘El Padrino’ que se quitase las gafas de sol para ver su rostro. Lady Gaga, indignada por este comentario, le espetó de inmediato un “no le digas eso, es Al Pacino”, provocando las carcajadas (y los nervios) de los allí presentes.