Ha estado nominada a siete Grammys. Uno de ellos se lo llevó. Ha compuesto para Jennifer López o Ricky Martin. Y como artista en solitario se ha colado en las listas de éxitos con hits como 'Más que suerte' o 'Caprichosa'. Pero siempre ha tenido que luchar contra el falso mito de que es "un juguete roto".
La carrera de Beatriz Luengo ha sido un tira y afloja constante contra los prejuicios. Su primer disco, en el que mezclaba pop con rap, no sonó en la radio "porque la música urbana era un click demasiado complicado para la industria". Siempre se negó a que otros decidiesen por ella, a pesar de las consecuencias. Y ahora, después de mantenerse firme cuando la respuesta siempre era un 'no', su mayor orgullo es echar la vista atrás y ver que tenía razón.
En homenaje a todas las mujeres que tuvieron que pasar por lo mismo que ella ha escrito 'El despertar de las musas', su debut literario. Doce mujeres a las que unos pocos decidieron subestimar son las protagonistas de este relato con el que, sin pretenderlo, se ha convertido en la musa número trece. Por no conformarse. Por caerse y levantarse mil veces con tal de cumplir su sueño.
Está harta de que otros pretendan contar su historia. De titulares que tratan de enemistarla con su pasado. "Tengo la sensación de que, por una cuestión de morbo, pretenden que deje en mal lugar a 'Un paso adelante", apunta con incomprensión. "Fue la oportunidad de mi vida. ¿Cómo voy a huir de algo así? Soy muy consciente de que si no no estaría aquí", reivindica.
Fue difícil crear su propia identidad desde cero. "Podía haber vivido de la fama que me dio la serie y estar de photocall en photocall, pero aposté por mi trabajo", comenta orgullosa. Quizá por eso se cuestione constantemente qué significa para los demás tener éxito. Preguntarse si no es suficiente con su biografía, con los reconocimientos, con lo que ha conseguido escabulléndose del camino fácil.
En su libro, que ha logrado estar semana tras semana entre lo más vendido, habla de musas. Mujeres a las que nunca tuvo la oportunidad de conocer. Pero Beatriz Luengo tiene claro que su principal fuente de inspiración la tiene en casa, en su equipo, en su vida. Cuando habla de Yotuel, padre de su hijo y su aliado en todo este proceso, la cantante cambia el tono.
Le conoció cuando era una chica insegura que no sabía cómo dar forma a todas las ideas que tenía pululando por su cabeza. Y ahí estuvo él, aconsejándola, convirtiéndose en el click que necesitaba para coger las riendas de su vida. "Mi autoestima la he ido construyendo de manera adulta y consciente", asume. "Y así como pido que se reconozca a todas esas mujeres que estuvieron a la sombra, yo quiero dar ejemplo y darle su lugar a Yotuel, que también se lo merece".