Dice Pilar Eyre (Barcelona, 1951) que no vive sola. En la casa de la periodista y experta en Casa Real que esta web tuvo la oportunidad de visitar, house tour mediante, la acompañan las decenas de personajes que forman parte de sus más de veinte novelas. Con una de ellos, Andrea Capdevila, la protagonista de su último libro, 'Señoras bien', guarda más de un paralelismo. El personaje no solo ha heredado su segundo nombre, sino también un deseo irrefrenable por envejecer "indignamente", por seguir viviendo, trabajando, por seguir divirtiéndose y enamorándose.
El libro explora la realidad de muchas mujeres que, pese a tener una presencia destacada en muchos ámbitos, no encuentran historias como la suya en la literatura o el cine. Algo que Eyre pretende corregir plasmando esas "aventuras" invisibilizadas en una novela plagada de guiños y anécdotas extraídas de sus propias vivencias y las de sus amigas en distintos temas. Uno de ellos, las relaciones, personales y familiares. También, claro, las sentimentales. Esos anhelos e ilusiones que se viven cada vez "como si fuera la primera", reza el libro. Esos hombres que, más leve o fuerte, dejan algo de huella al pasar por la vida de una, según asegura su autora.
No ocurre así en lo relativo a los vínculos laborales, tema en el que realidad y ficción se alejan. Porque, a diferencia de su personaje principal, que en el comienzo del libro está jubilada (aunque retomará, conforme avancen las páginas, el mundo de la arquitectura), Pilar tiene clara una cosa: "Yo no voy a retirarme nunca". En sus palabras, decir adiós al mundo laboral supone una forma de envejecer y de retirarse de la vida. "Dejas de hablar con la gente, dejas de relacionarte, no te arreglas […] No quiero ser superficial, pero creo que hay que seguir trabajando, seguir produciendo", admite.
Es la filosofía por la que a sus facetas como periodista y escritora, y pese a reconocer sentirse una "impostora" con cada una, suma otras. Una de ellas, la de youtuber, con más de trescientos vídeos en su canal en los que repasa en algunos minutos temas de la actualidad de la crónica social. En torno a ellos ha creado una comunidad de miles de usuarios con la que comparte todo lo que ha aprendido, para que no se desperdicie "este capital que tenemos las personas de mi edad". Una labor que la ha convertido, además, en acompañante orgullosa. "Me dicen que les hago mucha compañía. Es lo máximo a lo que he podido aspirar, siendo la soledad la gran pandemia de nuestro siglo", señala.
La publicación de 'Señoras bien' coincide temporalmente con una noticia con la que guarda un cierto paralelismo en la vida real. Nunca mejor dicho. Si en la novela la protagonista descubre que la jubilación no es lo suyo, una vez se retira inicialmente del mundo laboral, en el mundo real, una cara muy conocida vive una situación análoga. El rey Juan Carlos I ha querido volver a la primera línea, polémica mediante, al decidir demandar a Miguel Ángel Revilla por atentar contra su honor. Las preguntas sobre la situación actual de la monarquía son inevitables.
Eyre califica el movimiento del emérito de "machada" y lo atribuye al hecho de encontrarse solo y de vivir en un constante clima de sospecha sobre lo que se dice de él. Avanzaba en la charla con esta web que no sería la única demanda, algo que se ha terminado por confirmar (días después, el exjefe de Estado la emprendería judicialmente contra Corinna Larsen). Según la escritora, que señala a la reina Sofía como ejemplo de jubilación modélica, en Zarzuela están mucho más preocupados por los movimientos de Juan Carlos que por las recientes fotos de Leonor en bikini o por futuras informaciones sobre su vida personal y sentimental.
La catalana señala que la institución se mueve en un territorio nuevo y desconocido, entre improvisaciones, aprendizajes y errores, pero admite que los reyes Felipe VI y Letizia han logrado su mayor objetivo: que sus dos hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, crezcan alejadas del foco. Instalados en la defensa a ultranza de la libertad de expresión, pese a los revuelos que pueda generar, Pilar opina que la reina, la protagonista absoluta ("Felipe, el pobre, es una buena persona, pero cuando viaja solo ni nos enteramos, ni nos interesa"), es "lista" y se habrá resignado a entender el papel crucial de la prensa del corazón en la visibilidad de la corona. "Dirá: 'Oye, gracias a los trajes que llevo puedo situar mi discurso y defender unas causas que me interesan".
Con Eyre pasa algo parecido. No le preguntan por looks (aunque podrían). Lo que buscan (buscamos) al entrevistarla es que arroje luz sobre las historias e intrigas palaciegas de Zarzuela que tan bien conoce. Pero ella, maestra en este arte de preguntar, es consciente. Y responde encantada llevando la conversación a su terreno y a lo que considera importante. Porque para historias, las suyas.
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