Creció siendo una niña bien de la Barcelona franquista. Con un padre falangista "hasta la médula" que le hizo creer que "los rojos eran señores con rabo y con cuernos que olían a azufre". Y aunque siempre se consideró "la lista de la familia", hasta que no entró en la universidad no cayó en que le habían contado "la historia absolutamente al revés". Por "la ley del péndulo" se volvió "más roja que nadie", se rebeló contra su familia, intentó alistarse en el Partido Comunista y sufrió los prejuicios de cualquier veinteañera "de mentalidad pequeña burguesa" que salía todas las noches, bebía, fumaba ("no cigarrillos precisamente") y hacía lo que le daba la gana en una sociedad en la que la izquierda ya tenía suficiente con luchar contra la dictadura como para pensar en los derechos de las mujeres.
También estuvo a punto de morir de tuberculosis. Durante meses, su último pensamiento antes de dormir era que "esa iba a ser su última noche" mientras escuchaba cómo su médico advertía a sus padres entre susurros de que "no la iban a poder salvar". Pero a Pilar Eyre, que de aquella aún no había cumplido la treintena, todavía le quedaban cuarenta años por delante para ser madre, casarse, divorciarse, poner en jaque a la realeza, enemistarse y reconciliarse con su oficio, arrasar como novelista y convertirse en una estrella viral.
Por eso, porque "los que vivimos aquello todavía estamos vivos", la periodista ha querido contárnoslo de la mano de Silvia, la protagonista de su último best seller. 'Cuando éramos ayer' podría haber sido perfectamente su autobiografía. Una novela que recorre la España íntima desde 1968 hasta 1992 y que, a pesar de narrar en un porcentaje altísimo sus propias vivencias, se ha negado en rotundo a contar en primera persona.
La "vergüenza ajena" que le produce leer las memorias de algunos compañeros de profesión que dejan entrever en ellas que "el periodismo sin ellos no habría existido" le pesa tanto que, por muy interesante que sea su trayectoria vital, Eyre ha optado por explicárnoslo a través de un personaje de ficción. Además, si "lo que interesa no lo puedo contar y lo que puedo contar no interesa", ¿para qué meterse en camisas de once varas?
Hace apenas unos meses, cuando se levantaba todas las mañanas "cabreada" al escuchar a "cualquier perroflauta decir en la tele que eso que está diciendo Pilar es mentira", se llegó a plantear dar carpetazo al periodismo. Empezó a hacerle caso a eso que le decía mucha gente de "con lo bien que te va con los libros, qué haces ejerciendo de periodista". Pero de pronto, una llamada de Luis Pliego, director de la revista para la que trabaja, le recordó por qué sigue en esto.
Desvelar el contenido de esta conversación (que terminó con ella tirada en el suelo, gritando "no puede ser, no puede ser") sería un 'spoiler' del vídeo que abre esta entrevista, término que ha hecho suyo a lo largo de la intensa promo de 'Cuando éramos ayer'. Un periplo para hablar (no solo) de su libro en el que ha echado mano de anecdotario y de un abrigo de paño fucsia que, como bien asume ella misma, ya tiene requeteamortizado.