Cuando quien escribe trabajaba en la revista Bravo, allá por los años 90 y primeros 2000, contábamos con un cuestionario que nuestras lectoras y lectores podían rellenar y enviarnos, comentándonos qué les gustaba o echaban de menos. Eran tiempos analógicos, o casi: todavía se nos contactaba casi siempre por correo físico.
¿Qué triunfaba a mediados de los noventa? Quienes tenéis hoy entre 35 y 50 años lo recordaréis: Take That, Backstreet Boys, Spice Girls; en España, Alejandro Sanz, La Oreja de Van Gogh, Héroes del Silencio. Todos ellos aparecían con bastante frecuencia en la revista y también entre las peticiones de las fans. De repente, comenzaron a llegarnos cartas, ¡muchas cartas!, pidiéndonos reportajes sobre Camela. ¿Camela? ¿Quién o quiénes eran Camela?
Eran años en los que Internet andaba en pañales. Google tardaría en aparecer y dar con cualquier dato era muchísimo más complicado que hoy. Pero aquel goteo nos tenía en vilo a toda la redacción. Hasta que alguien comentó que le parecía haber visto un casete de un grupo llamado Camela en una gasolinera. Había que escucharlo. Había que conocer a estos chicos.
Sirva esta introducción un tanto personal para poner en perspectiva de dónde surgió Camela y cómo, en poco tiempo, se convirtió en un fenómeno de masas que, a diferencia de otros fenómenos de masas, no tenía ningún respaldo detrás de medios de comunicación o discográficas. Estos tres chicos de San Cristóbal de los Ángeles, un barrio del sur de Madrid, lo petaron a espaldas de quienes tenían el “poder”, por así decirlo, de crear ídolos. Y se convirtieron en ídolos sin deber nada a nadie.
Camela nació oficialmente en 1994, pero todo comenzó algunos años antes, allá por 1990. Entonces, cinco jóvenes sobrevivían con sus respectivos trabajos y se juntaban para hacer la música que les gustaba: baladas y rumbas con un toque aflamencado y base tecno. Esos cinco miembros iniciales terminaron siendo tres (Mari Ángeles, Dioni y Miguel Ángel), y decidieron grabar una maqueta con ocho temas, 'Junto a mí'. Les costó 200.000 pesetas, que juntaron a duras penas. Pero fue una inversión muy rentable. Aquella maqueta se vendió a toda prisa. Eso sí, nada de grandes centros comerciales: lo hizo en mercadillos principalmente, pero agotaron y tuvieron que hacer una segunda edición.
El éxito fue inesperado. No había nadie detrás. Ni un mánager ni un representante, ni radios, ni revistas. Nada. Sin embargo, sus cintas se vendían cada vez más, y una pequeña discográfica firmó con ellos un contrato para firmar su primer disco, 'Lágrimas de amor'.
A pesar de que vendían CD y casetes como rosquillas, a pesar de que sus conciertos comenzaban a ser multitudinarios, la crítica les seguía dando la espalda.
Con todo, y solo con el boca-oreja, Camela vendió más de un millón de copias de un disco que ni siquiera estaba registrado en AFYVE, la asociación que representa a los productores musicales de España. Nadie se explicaba cómo un trío de músicos sin una discográfica potente detrás podía superar en las listas de ventas a solistas y bandas de fama mundial. Su segundo disco, 'Sueños inalcanzables', estuvo alrededor de 50 semanas (un año) en las listas de los más vendidos. Hoy, Camela ha superado los nueve millones de discos vendidos. El único grupo que los ha superado en ventas a lo largo de estos 30 años ha sido La Oreja de Van Gogh.
Tras el éxito arrollador de los dos primeros álbumes, y superados por esas inesperadas ventas, decidieron regrabar sus primeras canciones, aquellas que grabaron casi artesanalmente en maquetas, para hacer un tercer disco, Sus 12 primeras canciones.
Junto a aquella primera discográfica firmaron seis trabajos. Después se marcharon a EMI, donde grabaron ocho más, hasta su reconversión en dúo. Miguel Ángel abandonaba la formación por diferencias artísticas con sus compañeros, que se pasaron a Warner Music, como lo contaron en el siguiente vídeo ellos mismos.
Camela es la demostración palpable de que triunfar en la música no siempre necesita inversiones millonarias en marketing y publicidad o sesudas críticas de expertos, sino simplemente saber conectar con el público. ¿Quién no ha tarareado alguna vez eso de “escúchame, compréndelo, es imposible nuestro amor”? Pero, sobre todo, es un grupo enormemente prolífico. En 30 años han grabado 17 álbumes de estudio y más de 20 recopilatorios. El último, 'Que la música te acompañe', hace un divertido guiño a la saga Star Wars, con Mari Ángeles y Dioni caracterizados, respectivamente, como la princesa Leia y Han Solo.
Este año se cumplen 30 de una carrera que arrancó sin padrinos. 30 años que se están celebrando con una enorme gira que ahora mismo recorre toda España, que inauguró el Nuevo Bernabéu antes que Karol G o Taylor Swift y que cierra en Pamplona en vísperas de las fiestas navideñas. Porque, tres décadas después, como ocurre con el universo Star Wars, estos chicos siguen siendo sinónimo de éxito.