No existe duda de que este 2021 ha sido el año más duro para Ainhoa Arteta. La soprano ha tenido que hacer frente a importantes problemas de salud, que la mantienen actualmente alejada de su trabajo y de la vida pública, y también algunos personales, como su polémico divorcio con Matías Urrea dos años después de su boda. Refugiada en su casa en compañía de los suyos, la cantante lírica continúa recuperándose lentamente, pero con una actitud esperanzadora que es notoria en su reaparición en redes.
“Por fin puedo decir que la mejoría es muy evidente y que falta muchísimo menos para poder estar con todos vosotros, que tanto ánimo y apoyo me habéis brindado y del que estoy segura que sin él no hubiera sido posible mi recuperación”, explicaba, emocionada, en un breve comunicado. “Gracias por vuestra energía, apoyo, cariño y respeto máximo. Nunca olvidaré lo que he sentido, que sin duda me ha dado muchas lecciones de vida y coraje para seguir”, concluía así esta carta abierta cargada de optimismo.
“Cuanto me alegro cariño, no sabes cuanto”, no podía reprimir su felicidad la actriz Antonia San Juan tras leer el mensaje tranquilizador de su amiga. “Leona, eres un ejemplo de superación”, se mostraba orgullosa de su conducta Raquel Meroño. “Vamos, preciosa”, le arropaban Diana Navarro y Esmeralda Moya. “Ánimo, estamos esperando verte feliz y preciosa subida a un escenario”, le hacían saber también sus incondicionales fans, quienes, pese a que la evolución es satisfactoria, tendrán que esperar al próximo año para volver a ver a la artista sobre las tablas.
Una serie de desdichas en las que se sumergió a principios de este año cuando enfermó de COVID-19. Dos meses después de haber contraído el virus, la ganadora de una Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes revelaba que le habían quedado secuelas como un edema en las rótulas de sus rodillas, que le impedían a caminar con normalidad y por el que tuvo que caminar durante un tiempo con la ayuda de muletas o silla de ruedas.
Cuando parecía que la pesadilla había llegado a su fin, la guipuzcoana sufría un cólico nefrítico del que tuvo que ser operada. Las posteriores complicaciones provocaron su ingreso en la UCI por una septicemia por infección originada por una bacteria. Fue entonces cuando saltó la noticia de que varias de sus falanges habían sido amputadas. En cuanto a su sonada ruptura con Matías Urrea, Ainhoa evita pronunciarse porque prefiere centrar sus fuerzas en resurgir y demostrar que estos contratiempos le han hecho ser más fuerte aún de lo que era.