No resulta ninguna novedad que Miley Cyrus haya vuelto al mercado con un nuevo giro de tuerca. La cantante –que dispone de más de 116 millones de seguidores en Instagram en la actualidad- pasó de ser un ídolo adolescente internacional a querer romper con la imagen de niña buena que le habían impuesto en la ficción. Por esta razón, durante este tiempo ha realizado una búsqueda personal de una identidad que le defina. La pasada semana, volvía a la carga con ‘Plastic Hearts’, un nuevo álbum en el que proyecta su vena más rockera. Su nueva música sale a la luz en un año marcado por el coronavirus y tras un parón obligatorio que ha afectado a nivel emocional a la compositora, haciéndole recaer en el alcohol después de seis meses limpia. Una confesión que no pilla de nuevas a sus fans, ya que siempre ha hablado con naturalidad sobre sus adicciones.
Todo iba según lo planeado hasta que llegó la pandemia. La intérprete de ‘Prisioner’, que había conseguido mantenerse limpia gracias a la ayuda de su exnovio Cody Simpson, hablaba con total sinceridad sobre lo ocurrido en ‘Next music daily’. “Como le ha pasado a mucha gente, siendo completamente honesta, durante la pandemia recaí”, confesaba su tropiezo, explicando que hablaba desde el plano de la aceptación y sin llegar a avergonzarse de lo sucedido: “Nunca diría que he permanecido sobria si no es verdad, he aceptado que ocurrió”.
Cyrus aclaraba que tras este hecho trató de no enfadarse consigo misma y que empezó a reflexionar sobre qué le había llevado a acabar así. Sin más dilación y sin quedarse estancada en este episodio, cogió las riendas y se encuentra de nuevo alejada de estas sustancias. “Es bastante fácil para mí estar sobria porque el día en que no quiero hacerlo más, simplemente no lo hago. El día que lo hago, lo hago. Pero cuando no quiero, no ocurre”, rechazaba la idea de que fuera alcohólica. Miley achacaba que su mayor problema no era la bebida, sino “las decisiones que toma una vez que pasaba ese nivel”.
Una de las razones por las que ha peleado contra estas adicciones ha sido el miedo a pertenecer al famoso y triste ‘Club de los 27’ –lista de grandes músicos que perdieron la vida a esta edad-. “Para mí fue una edad en la que decidí protegerme”, confesaba. “Lo que realmente me hizo querer estar sobria es que hemos perdido muchos iconos a esa edad”, razonaba el pánico que le producía: “Es un momento crucial en la vida, así que comienzas un nuevo capítulo o se acabó”. La estrella del pop recordaba que muchos de sus ídolos que murieron a esa edad lo hicieron porque no pudieron manejar su propia fuerza. Una energía que Miley parece que vuelve a tener controladas.
La relación de Miley con las drogas derivan en el origen de su fama y se agravaron al despedirse del personaje que le lanzó al estrellato. El deseo de dejar de estar encorsetada por las exigencias y normas de conducta que le habían impuesto desde su compañía, acercaron a la artista a una liberación que venía sustentada por el consumo de estas sustancias. Una situación similar que habían vivido otros artistas que tuvieron un punto de inicio similar como Demi Lovato, que admitía que había llegado a un punto que “estaba drogada o pensaba en ellas”.
Durante años posteriores, la intérprete fue especialmente insistente con este tema, haciendo apología del consumo de marihuana, a la que llegó a definir como “la mejor del mundo". “Creo que el alcohol es mucho más peligroso que la marihuana”, comentaba convencida en su época más rebelde, justificando sus declaraciones al explicar que “había visto a mucha gente entrar en una espiral por la bebida pero no por esta droga”. De la misma forma, admitía haber probado la cocaína, pero que le parecía “desagradable y muy oscura”.
En 2017, tras haber hecho una pausa con su música, la vocalista volvía con ‘Youger now’, donde descubría una imagen más moderada. Este mismo año desvelaba que había dejado atrás la marihuana con la intención de estar “realmente limpia” y permanecer con la mente clara cuando hablaba. Tras unas idas y venidas con el cannabis, en la actualidad parece haber encontrado el camino adecuado, manteniéndose alejada de unas sustancias que podrían haberle arruinado la vida.
Para alegría de su bienestar, todo aquello parece ser agua pasada y la músico está centrada en seguir una dieta sana que no incluya ninguna sustancia que pueda resultar perjudicial para su salud. “Miley ya no fuma marihuana. De vez en cuando sí que toma algo de CBD (cannabidiol) de uso medicinal, tampoco bebe y se alimenta muy bien”, explicaba en una entrevista su madre, Tish Cyrus.
En cuanto a su alimentación, habría desterrado el consumo de productos de origen animal y basaría toda su dieta en las frutas y hortalizas, incluyendo en estas cereales, legumbres e hidratos de carbono. Asimismo, se sometería a largas sesiones de entrenamiento que la mantendrían con la cabeza despejada y se habría vuelto una aficionada a la yoga y la meditación. Desde luego, su vida ha dado varios cambios de 180 grados en las dos últimas décadas.