El 18 de abril es una fecha que recordarán Georgina Rodríguez y Cristiano Ronaldo de por vida. El futbolista y la modelo, mediante un comunicado conjunto, anunciaban, desde su "más profunda tristeza", el fallecimiento de uno de los bebés que esperaban. "Es el dolor más grande que unos padres pueden sentir", explicaban. El nacimiento de su otra hija fue lo único que les otorgó “fuerza para vivir este momento con algo de esperanza y felicidad”.
Han sido dos meses muy duros para la familia que ha intentado, en la medida de lo posible, pasar página y retomar su rutina con la mayor normalidad posible. En este contexto, la temporada de fútbol ha terminado recientemente y estas semanas de vacaciones están ayudando a recomponerse de este suceso a la familia, que sigue teniendo muy presente al bebé que han perdido.
El astro portugués y la influencer, junto a sus cincos hijos han elegido una exclusiva finca rural, a los pies de la Serra de Tramuntana, para disfrutar de diez días de descanso. El clan, que llegó el martes por la tarde a Mallorca en su jet privado, disfrutará en su estancia de todo tipo de lujos y comodidades. La parcela, rodeada de viñedos y árboles de todo tipo, cuenta con una capilla, gimnasio, una piscina rodeada de palmeras, jacuzzis e incluso una pista multideportivo por si se animan a jugar a fútbol, baloncesto e incluso vóley playa.
Desde este lujoso retiro, Georgina hacía un claro homenaje a su bebé fallecido a través de una reveladora fotografía. En esta se contempla el cielo nublado con un destello de luz que se abre paso entre la densidad y la oscuridad de las nubes. Una espectacular panorámica del paisaje que acompañaba con un emoticono de un ángel y un corazón con los que intentaría representar que su niño está cuidándoles y protegiéndoles desde arriba.
En estas tierras, la familia vivía una jornada para el recuerdo por el cumpleaños de su hijo mayor, que soplaba las velas de su 12º cumpleaños. Un “mágico y especial día” en el que no faltaron globos gigantes, regalos, una deliciosa tarta, juguetes y una fiesta celebrada en un marco incomparable en la que Georgina estuvo muy pendiente de los cuidados de Esmeralda, la pequeña de la casa, que habría acaparado buena parte de la atención de todos los asistentes.