Pablo Castellano tenía 23 años cuando tuvo que hacer frente a la inesperada muerte de su padre, que perdió la vida a causa de un infarto cuando tenía 57 años recién cumplidos. El padre de los hermanos Castellano tenía una empresa de construcción bajo el nombre de 'Archarray, construcciones y servicios', pero la decisión de la mujer de su padre hizo que tuviesen que empezar profesionalmente de cero tras la muerte del empresario. "Cuando mi padre falleció no terminó de dejar las cosas bien, la que era la mujer de mi padre no respetó las decisiones que él hubiera querido, hizo todo lo contrario, y por diferencias acabamos separándonos", explicó el marido de María Pombo en una entrevista con Bertín Osborne.
En el año 2010, que fue cuando murió su padre, Pablo y Jacobo (su hermano mayor) tuvieron que aprender de cero. Ninguno de los dos había pensando nunca en dedicarse a una empresa de construcción, pero no les quedó otra opción que sacar adelante la empresa que la mujer de su padre había cerrado. "Yo quería ser piloto de motos, siempre me ha encantado. Es un mundo muy complicado y a día de hoy no me gustaría que mi hijo se dedicase a las motos. En realidad, nunca he sabido lo que he querido hacer. Nada me ha flipado. Quería montar algo, eso lo tenía claro, tengo más cosas a parte de esta empresa. No quería ser empleado", tenía claro el actual marido de la influencer.
A Jacobo le pasó igual. Mientras trabajaba con su padre hizo un máster de Gestión Empresarial, pero siempre quiso dedicarse al mundo del golf. "Yo no tenía ni idea de lo que era el mundo de la construcción, no conocía lo que era la gestión de una empresa. No tenía ni idea. Lo que sí tenía claro era que, si puedes no tener a un tío que te esté soplando en la nuca todo el día, perfecto", cuenta ahora el hermano mayor de Pablo.
Según han contado los propios protagonistas, Pablo y Jacobo eran dos chicos que lo tenían todo. Habían podido estudiar en colegios privados, tenían sueldos y trabajaban en la empresa de su padre. "De la noche a la mañana" su padre murió y, en cuestión de quince días, no tenían "nada". "No teníamos ni un euro en la cuenta para encender la luz. Jacobo tuvo que pedir su paro adelantado, yo el mío, que era menos porque trabajaba a jornada partida. De pensar que tenía la vida solucionada, a no tener nada. Me tuve que poner a trabajar por la noche como relaciones públicas. Un desastre", ha contado Pablo en la entrevista a Magistral.
El paro adelantado fue la ayuda que tuvieron para poder montar de cero su empresa y hacer las primeras obras: un baño de tres metros cuadrados y pintar una oficina. "Cuesta mucho subir y nada caer. Tienes que estar al 100% siempre, no puedes bajar la guardia. Dependes de tanta gente, que cuando te falla uno se te va todo. Tienes que estar muy pendiente", dice el marido de la influencer, que en los últimos años, junto a su hermano, han conseguido ser una empresa referente en el mundo de las reformas.