Manuel Díaz ‘El Cordobés’ reaparecía este jueves en la presentación del cartel de la corrida de toros benéfica a favor de la Federación Española del Banco de Alimentos. El torero, que había protagonizado dos días antes un abrazo histórico con su padre, Manuel Benítez, confesaba a los asistentes que aún estaba "asimilando tantas emociones".
Con la misma conmoción están los suyos, esos que han estado a su lado en estas cinco décadas de lucha por conseguir que su padre, con el que acaba de reconciliarse, le reconociese como su hijo legítimo. “Estamos muy felices y con resaca de emociones, de emociones bonitas. Creo que todas las personas que quieren a Manuel no pueden estar más que felices por él. Y esa es la sensación. Yo creo que es la foto de su vida y de nuestra vida, de todos los que estamos a su lado”, se abría en canal Virginia Troconis en el citado evento.
Un encuentro que tiene una tercera protagonista ausente, María Dolores Díaz, madre del diestro, que sacó adelante a su hijo mientras era repudiada por el veterano matador. “Lo que te digo, todos los que le queremos, y yo creo que ella, por supuesto, en especial, está muy feliz”, desvelaba su nuera cómo se encuentra después de haber sido testigo del acercamiento público entre padre e hijo.
La historia tuvo su inicio en 1967 cuando Benítez, en la cresta de la ola, se cruzó con María Dolores, una joven hermosa y rubia que servía en la casa de unos amigos del torero. Cada vez que 'El Cordobés' padre visitaba a estos amigos, no podía evitar la atracción que sentía por la joven y empezó a cortejarla. Finalmente conseguiría seducirla y ésta se quedó embarazada.
Aquí empezó el calvario de ella. Sus padres la echaron de casa y el torero se desentendió del bebé. Manuel crecería sin una figura paterna y en una situación económica precaria. María Dolores tendría otros cinco hijos de otra relación, pero la familia apenas tenía recursos y la bonanza económica no llegó a esta familia hasta que ‘El Cordobés’ hijo tomó la alternativa y, como su padre, triunfó en los ruedos.
Manuel siempre se ha desvivido por su madre, a quien dedicó sus memorias: "A ella y a todas las madres que defienden su verdad". Discreta y cauta, Maria Dolores nunca quiso participar en el circo mediático de su maternidad y cuando los tribunales sentenciaron que su hijo también lo era del torero se limitó a afirmar que se sentía “feliz y satisfecha".