Que la de Cayetano con Lucía Rivera nunca ha sido una relación padre-hija al uso es algo que ellos mismos siempre han asumido. Aunque el torero decidió adoptarla durante su matrimonio con Blanca Romero, madre de la modelo, la ruptura de la pareja provocó cierto distanciamiento entre ambos, que desde entonces han tenido sus altos y sus bajos.
Así nos lo ha hecho saber ella en algún que otro encuentro con la prensa en el que ha mostrado cierta tibieza al hablar de su vínculo con el diestro. Sin embargo, nadie podría imaginar que detrás de esos constantes “está todo bien, gracias” se escondía una batería de tensiones en las que jugó un papel clave Eva González, su (ex)madrastra.
Esto lo narra la propia Lucía Rivera en 'Nada es lo que parece', sus memorias. Concretamente en el capítulo titulado ‘Familia’, ese en el que saca a la peor cara de la presentadora, de la que afirma haber recibido algún que otro desaire, especialmente en los inicios de su relación con Cayetano. "Sé que al principio y a su manera, mi padre luchó por mí. Y como era de esperar, rehízo su vida con una mujer, quien, al principio, para mi disgusto, solo disimuló su desagrado hacia mí", manifiesta.
A pesar de ello, su padre decidió casarse con ella. Lucía no lo recibió bien, se echó novio y empezó a fumar maría, cuenta, para no tener que leer "las revistas de cotilleos". Y esta reacción de adolescente "provocó un cortocircuito cuando la cosa se empezó a complicar más de lo previsto" y esa "niña angelical y callada" pasó a ser una "adolescente rebelde".
El paso del tiempo les volvió a unir, y tras varios desencuentros Lucía Rivera intentó lograr "por todos los medios su aprobación". El nacimiento de su hermano Cayetano, el único hijo nacido de ese matrimonio, era la oportunidad perfecta para acercar posturas. "Aparecí con una caja de regalos que compré en un bazar cuando fui a conocerle recién nacido. No era un gran regalo porque no tenía un duro, pero lo importante es el detalle", expresa en esta autobiografía.
Esto, como bien cuenta ella misma, nunca se lo ha verbalizado a ellos directamente. "He decidido que también descubran cosas que jamás hubieran esperado leer -tampoco yo misma- en un libro", admite. Una decisión con la que pretende cerrar una etapa y dejar atrás el rencor: "Aunque he crecido encerrada en el qué dirán, he comprendido que todos, hasta la ya exmujer de mi padre, de la que incomprensiblemente me habría gustado recibir alguna migaja de cariño, lo han hecho lo mejor que han podido".