"Las malas lenguas decían que el primer día de cole de un niño era muy duro para los padres", comenzaba narrando María Pombo en su perfil de Instagram. Hace días que la influencer tomó junto a su marido y padre de su hijo, Pablo Castellano, la decisión de que Martín, el primogénito de la pareja, comenzara a ir al colegio antes de lo previsto.
Los motivos de esta importante decisión se habrían basado en que el pequeño, que cumplirá tres años en diciembre, siempre que se reune con niños de su edad está deseando jugar y "socializar". "Martín necesita actividad, necesita estimulación, estar con niños", comentaba la creadora digital hace tan solo unas semanas en sus redes sociales. Además, ahora que la pareja espera la llegada de Vega, su segunda hija que nacerá el próximo mes de julio, no quieren que el pequeño sienta que "llega el bebé y que él se va de casa".
En teoría Martin debería empezar el colegio en septiembre, 1º de Educación Infantil, sin embargo, sus padres han decidido que el pequeño comience a ir ya y así poder tomar abril, mayo y junio como "periodo de adaptación". De esta forma cuando su hermana nazca el próximo mes de septiembre, el menor no se sentirá "abandonado".
Pese a las advertencias de sus familiares y amigos que ya han pasado por esta misma situación, la pequeña de las hermanas Pombo creía que el primer día de 'cole' de Martín todo sería mucho más fácil. Tal y como contaba ella misma, a veces, cuando Martín se portaba mal, tenía que advertirle de que "los niños malos no van al cole" Por eso la influencer creía que en su primer día todo sería felicidad. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
"Martin es super independiente, me lo va a hacer super fácil, le encanta hacer amigos, cuando vea a todos sus compañeros y todos los juguetes me va a decir 'adiós mama' ", bromeaba la fundadora de Name de Brand sobre lo que suponía que iba a pasar. Sin embargo, llegado el momento, ha confesado que para ella fue horrible tener que separarse del pequeño: "Que horror de sentimiento ver que tu hijo te está pidiendo ayuda con lagrimones de cocodrilo".
María, que ha asegurado que su hijo no suele llorar fácilmente, ha confesado que el de ayer fue "el peor día" de su vida, pues tener que dejar a su pequeño fue mucho más duro de lo que pensaba.
Como todos los niños cuando comienzan la etapa escolar, Martín ha pasado por ese 'trágico' momento de tener que separarse de su mamá y afrontar el solo el 'peligro' que supone el colegio. Sin embargo, la influencer ha explicado que en el centro que han escogido para la educación de su hijo, tiene un "superperiodo de adaptación".
Aunque para ella el primer día fueron todo lágrimas, en total madre e hijo estuvieron en el centro menos de una hora, tiempo en el que ha confesado que jugaron en el patio, conocieron a las profesoras y, a la hora de la verdad, Martin estuvo "solito 15 minutos con sus profes", lo que a ella le pareció una eternidad.
Martín es un niño dulce y tranquilo, que disfruta jugando y que quiere con locura a los demás niños. Tan solo hay que ver la ternura con la que acogió a Matilda, la hija de Marta Pombo, como si de su 'hermanita pequeña' se tratara. Sin embargo, esta nueva experiencia ha supuesto un cambio radical en la vida al pequeño que, acostumbrado a pasar los días en su casa junto a sus padres o algún familiar, ahora tiene que aprender a ir al colegio.
El segundo día de esta etapa parece haber ido algo mejor, y aunque en un primer momento su madre lo calificaba como "mucho peor" que el anterior, pues al saber dónde le llevaba, Martin ha comenzado a pedir que "al cole no". Finalmente el niño ha comenzado a soltarse, a disfrutar y a jugar con otros niños. Por eso mismo, su madre cree que, poco a poco, cuando el pequeño vaya pasando periodos más largos en el centro, ira haciendo amigos y comenzará a disfrutar de esta etapa tan bonita.
Tanto es así que en este segundo día, a pesar de que comenzase con lloros, la influencer se ha relajado: "Mientras espero pacientemente contando los minutos y segundos para recogerle, me han mandado un vídeo de Martín jugando sin llorar con una niña, y ya estoy completamente feliz".