Javier Santos, quien lleva buscando más de treinta años ser reconocido como el hijo legítimo de Julio Iglesias, ha enviado una carta a la revista 'Semana' con el título 'Pensamientos de Javier Santos en el 80 cumpleaños de Julio Iglesias'. En este texto enviado a través de su abogado, vuelve a destacar que no está interesado en el dinero del famoso cantante ni en una posible herencia que podría recibir si un tribunal falla a su favor. Expresa que su único deseo es entablar una conversación en la que ambos puedan hablar sobre los años en los que estuvieron separados y la posibilidad de construir un futuro juntos.
"Ha conseguido demostrar que la genética lo considera hijo, aunque la justicia todavía no. No quiere dinero, lo único que busca es un encuentro con su padre, poder hablar... En el año 2017 consiguió la tranquilidad de saber que tenía un padre que se llama Julio Iglesias. Desearía seguir los pasos de 'El Cordobés' y de Carlos Baute en la paz alcanzada entre padres e hijos. Hace un ofrecimiento de ayuda a hijos no reconocidos por sus padres. Sería inmensamente feliz si su padre lo oyera. Le cuesta trabajo comprender que haya padres que no le den una oportunidad a los hijos rechazados", lamenta en este escrito.
Igualmente, recuerda que existe la posibilidad de que, debido a cuestiones de salud, Julio Iglesias y Javier Santos necesiten apoyarse mutuamente en el futuro. "Antes de empezar esta contienda judicial intentó, hasta la saciedad, hablar con Julio Iglesias para solucionar el problema. Tras el fracaso de arreglar la situación, sintió que era muy fuerte tener un ADN del 99 por ciento de filiación y no acudir a la vía judicial. Javier sigue esperando que este problema se solucione, aunque tenga que renunciar a mucho", no parece estar dispuesto a tirar la toalla.
Esta no es la primera ocasión en la que Javier Santos decide expresar sus sentimientos hacia el cantante. En marzo del año pasado, la revista 'Semana' publicó una carta escrita por el joven en la que reafirmaba su deseo de no buscar ningún beneficio económico. Su única meta es lograr un encuentro con el músico y crear un vínculo. Para dejar en claro su genuina intención, renunciaba de manera explícita a cualquier tipo de propiedad, derecho, y en general, a cualquier ganancia económica que pudiera surgir como resultado de su parentesco.