La pareja se casaba pocos meses después de comenzar su relación, en una boda un tanto precipitada y que en su día se achacó al amor que se profesaban, un flechazo en toda regla que llevó a Isabel Preysler y Julio Iglesias a jurarse amor eterno en una ceremonia celebrada en Illescas, bajo la atenta mirada del mundo entero.
En 2014 la propia Isabel confesaba que se había precipitado todo porque estaba embarazada, al parecer Chábeli no era sietemesina.
Isabel se encontraba en Madrid, donde sus padres la habían mandado para alejarla de un amor que no le convenía, disfrutando de la vida y descubriendo lo divertidas que eran las noches que podía pasar con sus amigas. Una joven misteriosa, de la alta sociedad, que conquistó por completo a Julio Iglesias, que cayó rendido a sus pies.
Él le pidió matrimonio varias veces, pero los planes de Isabel eran otros. “En mi cabeza no entraba el matrimonio tan pronto. Era una chica que se estaba divirtiendo en España, que lo estaba pasando bomba”, reveló la socialité para ‘Vanity Fair’. Finalmente, la vida les llevó a dar el paso y se dieron el ‘sí, quiero’ un lluvioso día de enero de 1971.
Por aquel entonces, tener un hijo fuera del matrimonio no era la mejor opción y menos, teniendo en cuenta que la carrera de Julio comenzaba a despegar, la pareja optó por casarse. La carrera del cantante se convertiría en su prioridad, tal y como quedó claro tras una breve luna de miel en Canarias, la pareja se embarcaba en la gira del cantante por Latinoamérica.
La carrera de Julio comenzaba y las condiciones de esos conciertos y giras no eran las mejores, era el momento de apoyar y hacer el esfuerzo, de seguirle por hoteles no demasiado lujosos y seguir trabajando y fue lo que Isabel hizo, tal y como reflejan los medios de la época. Así fue como se fue forjando esa imagen de Isabel como una mujer ‘sumisa’, que prefería callar, una versión muy alejada de la verdadera Isabel.
El matrimonio siguió en la distancia, mientras Julio continuaba con las giras, Isabel se quedaba en Madrid, bajo el férreo control de sus suegros. Al parecer, su suegra se refería a ella como ‘la china’ y su suegro contrataban el servicio en la casa solo para poder espiarla, tal y como recogen en ‘Mujer Hoy’. Julio también se descubrió como un hombre profundamente celoso (además de ser infiel).
Tenía que controlar lo que vestía y cuando salía, haciendo que el círculo personal de Isabel se redujera a prácticamente nadie, salvo él mismo y sus hijos, Chábeli, Julio José y Enrique. Unos hijos de los que, según cuentan, no se hacía apenas cargo, era Isabel quien se ocupaba de educarlos en solitario. De hecho, Julio José relató que hubo años en las que solo vio a su padre seis veces.
Las discusiones fueron siendo cada vez más frecuentes hasta que Isabel tomó la decisión de romper su matrimonio, firmaron un comunicado confirmando la noticia y se la entregaron a Jaime Peñafiel, amigo de Iglesias, para que la publicara.