Natalia Sánchez Mol es siempre un libro abierto a la hora de hablar de su vida familiar. La actriz y su pareja, Marc Clotet (que ejerce la misma profesión que ella), han formado una familia de ensueño junto a sus dos hijos, Lia y Neo. Además de compartir todos sus planes y aventuras, la protagonista de 'Los Serrano', también comparte, a veces, la cara B de su vida, como la conciliación que hace para ser madre e intérprete a la vez. En esta ocasión, la joven ha desvelado que su Navidad no ha sido color de rosas y que ha estado marcada por un bache de salud.
A través de su cuenta de Instagram y para dar la bienvenida al nuevo año, Sánchez ha desvelado que lejos de la realidad, sus días festivos han sido "accidentados": "Hemos estado de urgencias en urgencias porque Lia y yo cogimos Gripe A, con tan mala suerte que, cuando parecía que la habíamos superado y que ya estábamos como rosas, a ella le evolucionó en neumonía y a mí en otra sobre infección con pleuritis que, hasta hoy, no me dejaba ni hablar".
Como muchos españoles, la gripe ha sido una de las protagonistas de estas fechas tan señaladas. En su caso, además, ha derivado en una infección que, parece, poco a poco está superando: "Por suerte los antibióticos parecen estar haciendo su trabajo y, aún que van despacito, hoy empezamos a ver un poquito la luz… Dicen que, “lo que mal empieza, bien acaba” así que creo que este 2024 va a ser maravilloso".
A pesar de este bache de salud, eso no ha impedido que Natalia haya cerrado el año por todo lo alto. Aprovechando la ocasión, la joven actriz ha querido agradecer a su pareja y compañero de vida que preparara un "banquete digno de una cena Real": "Decoramos la mesa con lo que teníamos y nos tomamos las uvas los 4 en casita (a las nueve de la noche), en pijama, y brindamos porque, pese a estar como 2 trapillos, éramos unos afortunados por poder celebrar la entrada de año juntos. A las 00h nos despertaron los petardos y Marc y yo, sin hablar, con una mano les tapamos los oídos a los peques y con la mano que teníamos libre, nos agarramos, y nos susurramos “Feliz Año”... Y pese al sueño y el malestar pensé: Madre mía, qué suerte tengo…".