Mario Vargas Llosa ha fallecido este domingo 13 de abril a los 89 años "pacíficamente en Lima, rodeado de su familia", según han explicado sus tres hijos en un comunicado. "Su partida entristecerá a sus familiares, a sus amigos y a sus lectores de todo el mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que disfrutó de una vida larga, aventurera y fructífera, y que deja tras de sí una obra que lo sobrevivirá", señalaban. "Procederemos en las próximas horas y días de acuerdo con sus instrucciones. No se realizará ninguna ceremonia pública. Nuestra madre, nuestros hijos y nosotros mismos confiamos en que tendremos el espacio y la privacidad para despedirlo en compañía de familiares y amigos cercanos. Según su voluntad, sus restos serán incinerados", finalizaba el escrito dejando claro que no se va a celebrar ningún tipo de capilla ardiente o funeral público.
Tan solo unas horas después de conocer la triste noticia, Josefina, una de los ocho nietos del escritor, utilizaba sus redes sociales para dedicarle una carta a su "querido abuelo". "Con el corazón roto y la tristeza más profunda que he sentido en mi vida, te escribo estas palabras. Antes que nada, quiero agradecerte, porque fuiste mucho más que mi abuelo: un segundo papá que me regaló la vida y me acompañó durante treinta años", comenzaba diciendo en su escrito, cargado de imágenes de momentos familiares.
A su "segundo papá" Josefina le ha dado las gracias por estar presente en todos los momentos importantes. "Siempre me harán falta tus carcajadas, todas tus historias y nuestras conversaciones comiendo huevos rotos en Casa Lucio. Me entristece pensar que no podré tener momentos así otra vez y que no conocerás a mis hijos, pero ellos crecerán sabiendo que su bisabuelo fue un genio absoluto", aseguraba.
Junto a su abuela Patricia, a la que describe como su compañera de vida "más de 60 años" y el amor de su vida, construyó "una vida extraordinaria". "Cumpliste todos tus sueños y recibiste innumerables premios y distinciones. Pudiste vivir la vida que quisiste: escribiendo todos los días. Trajiste un inmenso orgullo a tu amado país al ser el primer peruano en ganar el Premio Nobel. Tus palabras cambiaron el mundo, y lo seguirán haciendo en las generaciones por venir. Dado tu espíritu rebelde, tenías que escribir: para imaginar otras realidades y crear posibilidades de lo que podría ser. Utilizaste tu obra literaria no solo para entretener, sino también para condenar la tiranía, promover la democracia y defender la libertad y los derechos humanos. Siempre te negaste a permanecer pasivo ante la injusticia. Sin importar los obstáculos que enfrentaste, nunca dejaste de luchar por lo que creías", añade la hija de Gonzalo Vargas Llosa, el hijo mediano del escritor.
Aunque sabe que la vida "nunca volverá a ser igual" sin su abuelo, Josefina siempre tendrá un hueco en su corazón. "Será un recordatorio constante del amor y la gratitud que siento. Ya puedes descansar en paz, no tienes que preocuparte por la abuela ni por tus hijos, porque tus nietos nos quedamos para cuidar de ellos. Te lo prometo. Gracias por luchar tantos años con tanta valentía contra tu enfermedad para darnos más tiempo contigo. Me consuela saber que las leyendas nunca mueren. Siempre ha sido, es y será el privilegio y orgullo de mi vida ser tu nieta. Hasta que nos volvamos a encontrar, Josefinita", ha terminado diciendo en su carta pública.
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