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La hermana del Papa Francisco: María Elena Bergoglio tiene 76 años y vive cuidada por unas monjas

Después de unos meses muy delicado de salud, el Papa Francisco ha fallecido a los 88 años de edad. Ha sido el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano el encargado de anunciar la noticia. Una noticia que la hermana del religioso, María Elena Bergoglio, habrá sido una de las primeras en recibir en la residencia religiosa en la que vive desde hace ya algunos años.

María Elena es la única familia directa que le quedaba al Papa. Doce años menor que él, es la pequeña de los cinco hijos que tuvieron Mario José Bergoglio y María Regina Sívori. Sus otros tres hermanos fallecieron antes de que él se convirtiera en Pontífice.

La vida actual de María Elena

Separada y madre de dos hijos, María Elena siempre ha sido ama de casa, pero se convirtió en una de las personas más solicitadas de Argentina después de que su hermano fuera elegido Papa. Hasta ese momento, a pesar de la diferencia de edad, siempre habían mantenido una relación muy cercana. "Él siempre fue un hermano muy compañero, muy presente más allá de las distancias y sus compromisos con la Iglesia", recordó María Elena al diario 'La Nación' en 2013. Una entrevista en la que también comentó que mantenían un contacto muy estrecho. "Hablamos una vez por semana, nos escribimos cartas y nos organizamos para compartir algún que otro almuerzo familiar donde hasta hace un tiempo él cocinaba. Porque le encanta hacer sus calamares rellenos o los risottos de hongos, que aprendió de una receta heredada de nuestra abuela italiana".

Ahora, a sus 76 años, María Elena está enferma. Sus problemas de salud, comenzaron poco después de que su hermano mayor se convirtiera en Pontífice y desde entonces ha sufrido un importante deterioro. Hasta tal punto está delicada que desde hace ya algún tiempo está al cuidado de unas monjas en una institución religiosa situada en el extrarradio de Buenos Aires. Desde allí, ha vivido los últimos años del papado de su hermano, al que no ha podido visitar en El Vaticano por indicación médica. Sus doctores desaconsejaron que viajara a Italia porque consideraban que eso podría agravar su estado de salud.

Su emoción cuando su hermano fue elegido Papa

Para María Elena el nombramiento de su hermano fue un orgullo, que recordaba muy emocionada en una entrevista poco tiempo después. Según contó, estaba fregando los platos cuando oyó el nombre de su hermano tras las fumata blanca. " Cuando escuché el Habemus Papam me instalé frente al televisor. Ni se me ocurría que iba a ser mi hermano, él no quería ser Papa, antes de subir al avión me llamó y me dijo: 'Chau nena hablamos a la vuelta'. Lo vi salir al balcón y casi me muero. Me largué a llorar y no paré, la emoción me superó", confesó en la citada entrevista.

Tras convertirse en el jefe de la Iglesia católica, Jorge Mario tardó un par de días en poder contactar con su hermana. Lo hizo a través del teléfono. "Hola, soy Jorge", le dijo a su hermana cuando descolgó. Inmediatamente, la emoción les embargó a ambos. Ninguno pudo contener las lágrimas durante el tiempo que duró esa llamada en la que el Papa le pidió a su hermana que dijera a todos sus familiares que no podía llamarles a todos porque de hacerlo iba a "quebrar al Vaticano".

Desafortunadamente, la elección del Jorge Mario como Pontífice en marzo de 2013 tuvo un importante coste familiar. El Papa nunca volvió a pisar su tierra natal por lo que no se produjo el reencuentro entre los hermanos, tal y como publica 'El Mundo'.

El emotivo regalo del pintor Gustavo Massó al Papa relacionado con su hermana

Aunque ese reencuentro y ese abrazo nunca se produjo, el Papa Francisco siempre tuvo muy presente a su hermana pequeña gracias al regalo del pintor Gustavo Massó, quien a lo largo de estos años le ha regalado varias obras al Pontífice. La más emotiva y especial de ellas se la entregó en noviembre de 2019.

Durante un encuentro en el que también le entregó un cuadro retratando al escritor argentino Jorge Luis Borges cuando le regaló una escultura de la mano de una mujer. Concretamente se trataba de una reproducción en piedra de la mano izquierda de María Elena. Una obra única en la que se escuchaba la música de Mozart e iba acompañada con un breve audio en el que se escuchaba la voz de la hermana del Papa. "Mirá que me gustaría estar con vos y abrazarte. Créeme que estamos abrazados. A pesar de las distancias estamos muy abrazados".

Según Massó, mientras escuchaba el mensaje, acariciaba y apretaba la mano esculpida a la vez que se emocionaba profundamente con las palabras de su hermana. Una pieza muy especial que le ha acompañado durante todos estos años y que ha permanecido en su escritorio.

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