Jueves, última hora de la tarde. En casa de los Garay Gorro ya están todos duchados y cenados. Los peques bailan en el baño, juegan con mamá... Y Tamara se troncha al ver a su hijo Antonio paseándose por su cuarto con unos tacones puestos. "Pues así todo el día, los lleva mejor que yo", admite. Lo que no esperaría jamás es que un vídeo tan rutinario como este traería tanta cola.
Horas más tarde de darle al botón de publicar, la influencer se topaba con miles de comentarios, no negativos, pero sí agradeciendo el hecho de que visibilizase que "los juguetes no tienen género". Su impacto por esta repercusión masiva fue rotundo. "Por supuesto que la labor de los papás o de quien tenga la tutela de los niños es preocuparse de que sean felices", reivindicaba, contando con naturalidad que su hijo menor no solo se pone tacones "todo el día" sino que también "se pone las uñas postizas de su hermana, el otro día se puso un disfraz de princesa o se maquilla como Shaila".
"Me da exactamente igual", zanjaba, manteniendo así la importancia de que los niños sean "felices". "Tenían toda la razón las mamás que me escriben. Igual soy yo la rarita pero, ¿en serio queda gente en este mundo que tenga la mente tan retorcida como para prohibir a un niño o a una niña jugar con muñecas o con coches?", se preguntaba. "No saben qué flaco favor les están haciendo a sus hijos. Les están prohibiendo algo totalmente ilógico. Si hay alguien que piense así lo está haciendo muy mal, me atrevo a decirle".
Y por ahí iba el consejo de Tamara Gorro, que recomendaba a los que no piensen como ella que "les dejen ser libres, que sean ellos los que decidan con qué jugar y que lo único que te preocupe sea su felicidad, porque su felicidad es la tuya". Bravo, compañera, por dar lecciones tan importantes como esta en tu Instagram. Toda ayuda es poca.
Por suerte, Tamara Gorro no es el único rostro conocido que ha denunciado esos roles de género que el patriarcado ha incrustado en la educación de nuestros hijos. El piloto de Fórmula 1 Lewis Hamilton fue de los últimos en defenderlo en público de la mano de su sobrino, que un simpático vídeo manifestaba que se vestía de princesa porque le "gusta". No hay más debate al respecto.
A Megan Fox la llegaron a acusar de "promover la perversión gay" (sí, en el siglo XXI) por unas fotos en las que aparecía su hijo saliendo a la calle disfrazado de Elsa, la protagonista de 'Frozen'.
Un caso similar al de Adele, que fue fotografiada con su hijo Ángelo vestido como Anna, personaje de la misma película. "Siempre le apoyaré sin condiciones en todo aquello que quiera hacer o ser", comentó en 2015.
En Hollywood encontramos más ejemplos como este, como el de Naomi Watts y Liev Schreiber, que fueron a la Comic Con con su hijo disfrazado de Harley Quinn, igual que el hijo de la también actriz Charlize Theron, que fue linchada en redes sociales por hacer lo mismo con el suyo. Qué importante es que los famosos se sumen a estas causas. No por ellos, sino por los niños.