Se cumplen dos años del día en que todo cambió para Miguel Bosé. Luego llegaría el negacionismo, la guerra abierta contra el 5G, los rumores sobre su estado de salud, su caída como icono pop o la muerte de Lucía, la mamma del clan. Pero el verdadero revulsivo para el artista lo provocó un contundente comunicado emitido en octubre de 2018 en el que leíamos por primera vez el nombre de Nacho Palau.

Tras décadas blindando su vida privada a la prensa, la eterna enemiga del hijo de Luis Miguel Dominguín, de golpe se confirmaba que había tenido una relación de más de 26 años con un desconocido escultor del que acababa de separarse. Con él había formado una familia numerosa que, con su ruptura, sufrió una grieta que ahora parecen intentar recomponer en los juzgados. Pero vayamos al origen de todo. ¿Cuáles han sido las consecuencias de esta convulsa separación para Tadeo, Diego, Ivo y Telmo, los cuatro menores que tienen a su cargo? Lo desentrañamos.

Carmen Rigalt fue la primera que habló de esta ruptura. En un artículo para La Otra Crónica, la periodista aseguraba que ambos habían decidido "repartirse a los críos". Y a los pocos días era Palau quien daba su versión por boca de sus abogados. El despacho al que había encargado este duro proceso manifestaba de forma oficial la intención de Nacho de tomar "las acciones judiciales necesarias para la defensa y protección de sus intereses y, fundamentalmente, los de sus hijos menores". Había sido imposible llegar a un acuerdo por las buenas.

"Hoy los hermanitos se echan de menos, pero sus papás suplen esas carencias con largas sesiones de amor y Skype", declaraba Rigalt por entonces. De aquello han pasado 24 meses. Y las cosas en el ámbito familiar no han cambiado desde entonces. Tadeo y Diego, los hijos biológicos de Miguel Bosé, a los que tuvo en 2011. se fueron a vivir con el artista a México, su lugar de residencia. Ivo y Telmo, que nacieron siete meses después y vienen de la rama Palau, se instalaron con la expareja del cantante en Chelva, Valencia, a la espera de una reunificación.

"Hermanos para siempre", dice el último post con el que nos topamos en el perfil de Instagram del escultor. Pocas horas antes de presentarse en los juzgados de Pozuelo de Alarcón, donde uno y otro se han vuelto a ver las caras, Nacho reivindicaba el derecho de sus pequeños a criarse unidos. Pero hay más.

En estos momentos, Palau trabaja en una fábrica de embutidos tras varios años ejerciendo de cocinero en una residencia. Como es evidente, esta posición le impide dar a sus dos hijos las mismas posibilidades económicas de las que gozan sus otros dos hermanos. Algo que también se zanjará en este juicio en el que, tal y como se contó en su día, estaba previsto que la ahora fallecida Lucía Bosé declarase.

"Me ha fastidiado la vida. Me vine a casa de mi madre. ¡No tenía otro sitio! Yo no quiero nada para mí. Estoy pluriempleado. No puedo llevarlos a un colegio privado. Los niños se necesitan y me importa que la familia esté separada. ¡Todo es un despropósito!", le contó Nacho a Mª Eugenia Yagüe hace unos días en declaraciones para Vanity Fair. De lograr su propósito, la filiación afectiva e intencional de sus hijos (a pesar de no compartir ni genes ni apellidos), Tadeo, Diego, Ivo y Telmo serían hijos de Bosé y Palau, con las obligaciones y derechos que esto implica para los cuatro.